Entre julio y agosto del presente año se llevará a cabo el XII Censo Nacional de Población y VII Censo Nacional de Vivienda, 16 años después de que se hicieran los últimos. Los censos de población deberían hacerse a cada 10 años, por lo que en Guatemala debió hacerse en 2012, porque el último se llevó a cabo en 2002. Mantener la periodicidad de los censos cada 10 años permite cuantificar en un momento determinado las principales características demográficas y habitacionales del país. La finalidad es producir información estadística, que resulta muy necesaria para la toma de decisiones en cuanto a política pública, y contar con indicadores de población y vivienda que permitan propiciar el desarrollo en el ámbito nacional, regional y local.
El atraso que se ha tenido con la realización del censo no ha permitido que se cuente con información actualizada y oportuna que permita conocer las características, estructura y distribución espacial de la población con respecto al territorio, así como las características de las viviendas, los servicios con que cuentan y cómo se encuentran distribuidas en el territorio. No se cuenta entonces con bases de datos sobre la población y vivienda, que permitan saber cuántos somos actualmente y cuáles son las condiciones de vivienda. Con la información desactualizada no puede esperarse una buena planificación y programación del gasto público, e inversión privada por ejemplo, o si se hace sobre la base de estimaciones, pues los resultados esperados no tienen un buen fundamento, o cómo saber el impacto de las políticas públicas, es decir, no se cuenta con herramientas basadas en estadísticas actualizadas que permitan pasar del monitoreo a la evaluación de impacto.
Hay que dejar claro que no es la primera vez que se demora la realización del censo poblacional, el primer censo se llevó a cabo en 1778 y tuvieron que pasar 102 años para que se llevara a cabo el segundo, es decir, en 1880; el tercero se hizo en 1893, 13 años después; el cuarto se realizó 28 años después, es decir en 1921; 19 años adelante, o sea 1940, se hizo el quinto censo. Hasta el quinto censo no se empleaban criterios meramente técnicos, sino más bien una combinación de recuentos y estimaciones.
Es a partir de 1950, cuando se realiza el sexto censo, que se toman en cuenta las recomendaciones técnicas de la Organización de las Naciones Unidas, año en que también inician los censos habitacionales. El séptimo censo poblacional y segundo habitacional se llevan a cabo en 1964, después de 14 años; a los nueve años, 1973, se realiza el octavo censo poblacional y tercero habitacional; luego, en 1981, ocho años después, se hace el noveno poblacional y cuarto habitacional; el décimo censo poblacional se hizo en 1994, así como el quinto habitacional; finalmente, se realiza a los ocho años el que ha sido el último, en 2002, o sea el décimo primer censo poblacional y sexto habitacional. Si todo sigue su curso normal, este año se realizará el décimo segundo censo poblacional, séptimo de vivienda. De acuerdo con la periodicidad recomendada para hacer los censos, ha sido en 1950, 1973, 1981 y 2002.
En la actualidad, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, sociedad en general y ciudadanos en particular, tenemos grandes dudas sobre quiénes somos a estas alturas del siglo XXI, frente a un mundo globalizado y en el contexto de una revolución digital. No sabemos ni cuántos guatemaltecos somos en la actualidad. En el último censo realizado en 2002 se estableció que eramos cerca de 11.2 millones de habitantes, en la actualidad algunos dicen que somos 16, 18 y hasta 20 millones. Será hasta este año, si todo sale bien, que sabremos cuántos somos en realidad a nivel nacional, departamental y municipal, así como, cuántos son hombres y cuántas mujeres, análogamente, en grupos etarios, densidad de población, etnia, población urbana y rural, estado civil, alfabetismo, etc.
Es indudable que contar con información poblacional y habitacional actualizada tiene muchos beneficios para saber un poco mejor quiénes somos y cómo estamos, para orientar el gasto público e inversión privada, formular con mejor precisión las políticas públicas y todo aquello que tenga como intención mejorar la calidad de vida de los habitantes de la república. El censo es de suma utilidad, y por eso es muy bienvenido.
Un indicador del atraso para un país es no contar con estadísticas actualizadas, suficientes y oportunas, particularmente de población.
Administrador público, economista, politólogo, abogado y notario, y profesor universitario.