En 36 minutos todo apuntaba que 36 años después Argentina se coronaría como campeona del futbol mundial por tercera ocasión en su historia.
En 36 minutos, Lionel Messi, acertó un penal dudoso que no fue revisado por el VAR y Ángel Di María, que definió perfectamente un contragolpe que pasó por los pies de la Pulga, y pusieron a soñar a los miles de argentinos en Qatar y millones en aquella nación y el mundo.
Todo parecía resuelto, sencillo, ante una Francia que no reaccionó hasta cuando el partido expiraba. Todo apuntaba a que Messi se consagraría de una forma simple y sencilla, sin sufrimiento, pese a que Argentina está acostumbrada a dejar escapar victorias que parecen aseguradas.
Pero el juego cambió drásticamente en el minuto 80. Un penal, como el del inicio del partido, fue ahora para Francia, para acercarse en el marcador al final de los 90 minutos.
Kylian Mbappé fue al cobro. No falló. Certero y confiado impulsó a su selección a emparejas las cosas y rescatar la posibilidad de su bicampeonato. Quería conquistar Qatar 2022 como lo hizo en Rusia 2018.
Un minuto soportó Argentina la presión francesa. El empate llegó tras un golazo de Mbappé. En 81 minutos Argentina, la de Leo Messi, sufrió como en otras ocasiones. El fantasma de 1990, de 2014, apareció de nuevo. El tiempo regular terminó así. 2-2.
En los tiempos suplementarios se abría un nuevo juego. 30 minutos más de futbol intenso en los que dos selecciones buscaban su tercera Copa del Mundo.
El minuto 108 fue de incertidumbre. Entre que celebraban y esperaban la revisión del VAR, Messi se fue al lado derecho del estadio Lusail, que hoy albergó a casi 90 mil personas, entre ellas, muchos quetzaltecos que viajaron para presenciar ese momento.
Gol de Argentina, gol de Lionel Messi, su doblete, y una anotación en el mejor momento para olvidar aquella final de 2014 ante Alemania. Era cosa de tiempo, de aguantar los minutos finales.
Pero de nuevo apareció otro tropiezo. Una mano en el área argentina que el central polaco Szymon Marciniak cobró en el minuto 118, a dos del final de los tiempos extra.
Un minuto después, Emiliano Martínez, el Dibu, evitó la tragedia para Argentina. Una parada providencial evitó el 4-3 de Francia. Y el tiempo terminó. Era hora de sufrir en la tanda de penales. El Dibu se mostraba como el amuleto de la albiceleste para quedarse con la corona, y así fue.
Ni Messi y Mbappé fallaron, y se colocaron como los goleadores del Mundial con 7 y 8 tantos, respectivamente, pero sí erraron Kingsley Coman y Aurélien Tchouaméni. El Dibu les ganó la partida.
Argentina no falló y se quedó con la Copa. Celebró en el desierto de Qatar, tal como lo hizo en las alturas de la Ciudad de México en 1986.
36 años esperaron pacientes los argentinos para llegar a un tercer mundial ganado. Latinoamérica aguardó 20 años para tener otro campeón.
El último había sido Brasil en 2002, con aquella histórica verdeamarela de Ronaldinho y Ronaldo Nazario.
Messi tenía un año de vida cuando Diego Maradona alzó la Copa Mundial de México 1986. Hoy, a dos años de fallecido el legendario 10 argentino, Messi levanta el trofeo más importante de su carrera en Qatar 2022. ¿Quién es el mejor? El debate no tiene fin, y la alegría de este momento, tampoco.