Llegó la primavera, la alegría y el color florecían y en medio de esta algarabía, el tiempo se detuvo por un momento; encapsuladas como pequeñas e indefensas crisálidas ellas se vieron envueltas; la incertidumbre y el dolor se hicieron presentes; largas noches de clamor y ruego, el miedo a la muerte acechaba a la puerta con sonido insistente y presencia persistente; sin encontrar sentido a este proceso, ellas desoladas, cansadas y fatigadas a veces se encontraban; arribar a un nuevo amanecer representaba todo un reto; divisar el destello de luz que se sumergía desde una pequeña rejilla, alumbraba la inmensa soledad y oscuridad que les aquejaba; esa luz se convertía en motivo de alegría que le producía al corazón un motivo y una razón, en medio de aquel pozo que parecía sin salida.
Un día otro día era el indicio que la esperanza renacía; de repente fue suficiente el silencio para escuchar el sonido estruendoso de esa dulce voz que les decía: ¡están vivas! … es tiempo de volar; desplieguen alas multicolor que las llevarán a ese lugar donde las puedan observar y puedan testificar que por muy grande o fuerte que sea el dolor y el temor, mucho mayor es el AMOR.
El porcentaje de mujeres afectadas por el cáncer es muy alto; por ti; por tu seguridad; chequéate por prevención; te lo digo y te lo pido por favor.
Por las guerreras inquebrantables que vencieron el cáncer; por las que están luchando y lo vencerán; hoy alzo la voz en su honor.