Hace ya varios días que se dio un notorio aumento en los precios de combustibles en Guatemala, lo cual es un golpe duro a la economía de los ciudadanos. Como una medida de supuesto “apoyo” a la población el Congreso de la República de Guatemala aprobó el Decreto 20-2022 Ley de Apoyo Social Temporal a los Consumidores de Diesel y Gasolina Regular, vigente desde abril y contempla un subsidio de Q5 por cada galón de diésel y Q2.50 en la gasolina regular, en total se destinaron Q750 millones.
Por un lado, es importante resaltar que realmente el apoyo está enfocado a las grandes industrias y empresas de transporte pesado y extraurbano que son quienes consumen Diesel para movilizarse; y, por otro lado, el decreto citado no establece mecanismos efectivos de rendición de cuentas ni para la fiscalización de la utilización del subsidio por parte del ente fiscalizador de fondos públicos y por parte de la Superintendencia de Administración Tributaria para establecer el pago de impuestos sobre los galones despachados por los distribuidores.
No existen parámetros o estudios técnicos y económicos que den una explicación lógica para que los precios del combustible se sigan alzando en Guatemala cuando en otros países no es esa la tendencia, en teoría la norma citada coadyuvaría para que no se dispararan los precios de otros productos, sin embargo a partir del primero de mayo ya se vio un aumento en los precios del plan, transporte urbano y extraurbano, carnes, huevos, y productos de consumo diario entre otros; según aducen los proveedores debido a que les han aumentado los precios de distribución o fletes debido al aumento. ¿Entonces de que sirve el subsidio a los combustibles?
Con lo anterior se demuestra que el subsidio no es una medida efectiva para la población porque al final tiene que pagar además del aumento al precio del combustible (que ya caso es del 100% de su precio anterior) un aumento generalizado en todos los productos y servicios que utiliza, pero, los sueldos no están aumentando y tienen menos poder adquisitivo.
Aprobar otro subsidio a los combustibles es darle el tiro de gracia a las finanzas nacionales que ya están gravemente comprometidas con préstamos y pago de deudas, una mejor medida sería liberar la importación de combustible de países vecinos como México, u otros que tienen una buena producción de hidrocarburos y que pueden proveer a mejores precios.
Un subsidio para el combustible no es garantía de reactivación económica como se justifica en el decreto de su aprobación, al contrario es similar a financiar un programa social más, pero sin ninguna garantía de que los importadores respetarán el no aumento de precios y que las industrias beneficiadas con subsidio al Diesel mantendrán inmovilizados los precios en los demás productos que consume la población; siempre afectado el ciudadano común y corriente no ha sentido el apoyo en su economía pero puede minimizar este impacto tratando utilizar menos vehículos por familia, y pedir siempre factura cuando adquiera combustible.