El aumento generalizado de los precios recibe el nombre técnico de inflación. Se realizan una serie de estudios para llegar a la conclusión de qué, los precios suben de manera constante, presionados por un cambio en el comportamiento de diferentes variables en el mercado. El libre mercado debiera de comportarse de forma sencilla, a mayor oferta el precio baja, a menor oferta el precio sube, como también a mayor demanda y menor oferta el precio sube, se combinan ambas variables, menor demanda y mayor oferta, el precio tiende a bajar. Eso es pura teoría, en la realidad únicamente en los mercados comunitarios pasa eso. Cuando la cosecha es buena, por ejemplo de tomate, el precio de la libra llega a un valor de dos quetzales. Si uno va al mercado, ve el tomate por todos lados, el precio de seguro será bajo, porque además, la oferta sube y la demanda se mantiene. En el mundo sucede exactamente igual. El petróleo sube, cuando la demanda sube y la oferta se mantiene, sin guerra por ejemplo, en invierno, se consume mucho diesel y gas, para mantener la calefacción, y hay más consumo de energía eléctrica, esto presiona el precio. En el verano hay menos consumo de combustibles, por lo que el precio baja. Ahora bien, porque no se avanza en el uso de energías renovables, como el caso de la energía solar. Imaginen los vehículos cubiertos de paneles solares, la misma tecnología de la calculadoras, al fabricarlos en cantidades industriales el precio de los vehículos baja, y nos olvidamos del consumo de combustibles, pero eso no es negocio, por ello, en estos momentos no es viable.
Todo lo anterior significa que el modelo económico, la revolución industrial, 1.0, 2.0, 3.0, siempre va ha estar condicionada a la maximización de la riqueza de los propietarios del capital, a costillas del consumidor. Cuando el precio debe bajar, se utiliza la especulación para mantenerlo alto, cuando debe subir, pues simplemente sube, no se hace nada para detenerlo, pues el consumidor se vera obligado a pagar.
Si funcionara la oferta y la demanda, cuando el tonel de petróleo llego a un precio de cero dólares, la gasolina hubiera llegado a un valor de cero. Si bien es cierto, bajo, los productos de la canasta básica nunca bajaron. Recuerdan ustedes, en dos mil veinte, el precio del diesel llego a Q14.09 por galón. En aquellos días nunca se dijo, como bajo el valor del combustible, el precio del maíz, trigo, huevos, frijol, carnes, bajará, porque hubo una disminución de los costos de transporte. Sin embargo hoy escuchamos, subió el galón de diesel a Q40; entonces se han incrementado los costos de transporte, lo que presionará en un aumento de la canasta básica alimentaria.
¿Por qué se comporta así el mercado? La respuesta es simple, cuando los costos bajan, el precio de los insumos bajan, y el precio al consumidor final se mantiene igual en el mercado, las ganancias aumentan, esas son privadas. Al contrario, cuando son las perdidas las que aumentan, estas son publicas, y deben trasladarse al consumidor final. Todo, absolutamente todo se traslada al consumidor final, incluyendo los impuestos. No se permite que la mano invisible corrija el mercado.
Ahora veamos el precio del gas propano y su efecto en la tortillas. En mayo 2020, cuando el petróleo tenia un valor de cero dólares por tonel, el gas propano bajo de Q100 a Q99. Extraordinaria diferencia, y a ese precio se mantuvo durante el año, para iniciar sin justificación alguna a subir en 2021, hasta llegar al precio de Q138, el cilindro de 25 libras. Se imaginan las ganancias de las empresas que venden este producto en el país, multimillonarias, les fue re bien, que decir, súper bien. Por ello el precio de la tortilla no bajo, pues en su mayoría, en la ciudad, se usa gas para producirlas. Ahora bien, esta llegando a Q150 el cilindro, el maíz, o bien la harina, suben el precio, por los costos de transporte. Es comprensible que la tortilla suba un 25% su valor. El mismo caso es el del pan. La culpa no es del fabricante, los insumos esta monopolizados, por tanto ellos controlan el precio.
La solución planteada por diputados y el gobierno no ofrece garantías, un subsidio castiga a la población a largo plazo. Eliminar los impuestos, igual. Ambas opciones obligaran al gobierno a prestar más dinero, a costos muy altos, para cubrir los gastos de operación de las instituciones públicas, esos prestamos serán pagado por el consumidor final.
Algunos proponen como solución, promulgar la ley de libre competencia. Los importadores de gas, deberían de tener la opción de importar el producto de cualquier país, igualmente la gasolina, sin embargo el precio de estos productos, esta más condicionado a aspectos geopolíticos que a situaciones económicas. Lo peor es que ahora también el maíz y el trigo, están entrando en ese juego diabólico.
La disponibilidad de productos alimenticios se va convertir en otra herramienta de dominación social. Nuestra única salvación es producir los alimentos que consumimos, ojalá aprendamos las lecciones de hoy, y corrijamos nuestro camino. De lo contrario, usted consumidor final seguirá pagando la factura, con los impuestos incluidos.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.