Cuenta la leyenda que, tres reyes magos –Melchor, Gaspar y Baltasar- se aprestaron a visitar al niño Dios para adorarle y trajeron consigo tres clases de regalos, es decir, Oro, Mirra e incienso, este acontecimiento narrado en una leyenda, se celebra casi en todo el mundo, sobre todo, en los pueblos cristianos, y se conmemora el día 6 de enero de cada año. En los tiempos actuales, la mercadotecnia juega su papel y le saca raja –coloquialmente hablando- a esta leyenda, hasta rosca nos venden y nosotros distraídos, pero, felices; desde la perspectiva de la historia bíblica, la que narra Leví o Leví de Alfeo, también llamado apóstol San Mateo o San Mateo Evangelista –era recaudador de impuestos, antes de conocer a Jesús-; nos indica que, no eran reyes, ni eran tres, ni blancos, rubios o negros, tampoco que fue un 6 de enero, nada de eso. Según la historia bíblica, eran guiados por una estrella y el rey Herodes estaba muy pendiente del niño que iba a nacer; los magos, encontraron al niño, entregaron los regalos, nunca regresaron con Herodes, y se cumplieron varias profecías en dicho acontecimiento.
De ese tiempo para acá –más de 2 mil años-, el espíritu y la energía del niño Dios está latente, está ahí, entonces, toca a nosotros tomarlo, adherirnos, empoderarnos e iniciar un nuevo ciclo de vida que ayude –aunque en mínima parte- a tener un mejor país. La situación está difícil, está cuesta arriba, los productos de la canasta básica tuvieron en incremento exorbitante, el azúcar, tomate, cebolla, legumbres, tortilla, etc., todo, tuvo un repunte, entonces, ese macro incremento al salario mínimo no solucionará en nada la economía de la clase trabajadora.
Se vislumbra en el horizonte, nubarrones para nuestra salud. Como población, no hemos querido entender las recomendaciones dadas por los expertos; Covid 19 y su variante Ómicron al parecer causará daño, los casos positivos están aumentando significativamente, y lo peor, la gente más afectada es aquella que nunca quiso vacunarse, ojalá no trascienda, porque entonces, los esfuerzos que nuestros connacionales están haciendo al enviar remesas familiares, esos dolaritos, no alcanzarán para curar al familiar.
Ojalá, esa sensación especial que se siente al recibir un regalo, lo perciban los “académicos”, los políticos –diputados al Congreso de la República- cuando inicien con el proceso de postulación a candidatos para elegir al Fiscal General y Jefe del Ministerio Público, al Contralor General de Cuentas de la Nación y al Procurador de los Derechos Humanos. En teoría, tres pilares o bases que deberían sostener el equilibrio de la buena gobernanza. Ministerio Público, institución que promueve la persecución penal y dirige la investigación de los delitos de acción pública; Contraloría General de Cuentas de la Nación, institución rectora de la fiscalización y el control gubernamental, su objetivo fundamental es dirigir y ejecutar con eficiencia, oportunidad, diligencia y eficacia las acciones de control externo y financiero gubernamental, en otras palabras, ve que nuestro dinero, se invierta correctamente y lo que se tenga que gastar, se haga con transparencia y por último, la Procuraduría de los Derechos Humanos, institución que contribuye a crear las condiciones para el ejercicio y vigencia de nuestros derechos humanos. Algo muy importante que hemos gozado los ciudadanos productos de la vigencia de los derechos humanos, es el derecho al Acceso a la información pública, la transparencia, rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción.
Hoy por hoy, de las tres instituciones mencionadas –MP, CGCN, PDH-, lamentablemente solo la PDH ha estado al servicio del pueblo, las otras dos, están al servicio de la corrupción y de la mediocridad gubernamental. En ese sentido, el año 2022 será crucial para nosotros los de a pie, o recuperamos el MP y CGCN o terminamos de perderlo todo, con la cooptación de la PDH.
Usted y yo, algo debemos hacer.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.