Desde que tengo uso de razón -50 años-, no he visto a ningún presidente del país, hacer su mejor esfuerzo para gobernar con sabiduría a este lindo país. Qué pena, qué le vamos a dejar a nuestras generaciones.
Meditando, reflexionando y preguntándome a mí mismo –casi al estilo de Juan Pardo con su canción Conversaciones conmigo mismo, 1974- concluyo en una pregunta, ¿Ya tocamos fondo o aún seguimos cayendo?
Una guerra interna que duró 36 años llevándose con ella gente desaparecida, asesinada, violada, masacres, etc., luego, empieza la era “democrática” que no termina de madurar por culpa de los politiqueros baratos, ellos siempre usan la frase, “nuestra incipiente democracia”, por supuesto, les conviene que nuestro país viva incipientemente y peor aún débil democracia. La era democrática supuestamente empieza con la llegada al poder de Vinicio Cerezo -1986-, pero, el Índice de Desarrollo Humano –parámetro fundamental para conocer las condiciones reales de una sociedad nunca empieza a mejorar, al contrario, la salud, educación, seguridad, siguen cayendo, nadie los detiene, porque esa es la consigna, el poder detrás del trono –poder económico, político y religioso- siempre ha sido el mismo, desde que se dio la falacia de que somos un país libre, soberano e independiente.
Llegamos a 2015, un nuevo militar llega al poder y pensamos que ya tocamos fondo. Otto Pérez y su camarilla hacen de las suyas; masacre en Alaska, robo a manos llenas, cooptación de los poderes del Estado, medios de comunicación al servicio de la corrupción, etc., pero, gracias al ser Supremo, como el Ave Fénix, reaparece la CICIG, entonces por primera vez el ciudadano de a pie, queda impávido al ver a través de los medios de comunicación, la cara de la corrupción, la fotografía a cuerpo entero de los que nos han robado, saqueado, manipulado, masacrado durante muchos años, Otto Pérez y sus secuaces solo eran la cara visible de turno.
Cómo olvidar la gestión de la señora Thelma Aldana al frente del MP con el acompañamiento de la CICIG con los casos emblemáticos de corrupción que se daban a la ciudadanía y cómo olvidar ese 19 de abril de 2018, cuando el MP y la CICIG propinaron un duro revés a nuestros verdugos y vimos como los de apellido de abolengo –Bosch, Castillo, Gonzalez, Paiz, Torrebiarte, Vila, dueños de fincas, azucareras, cerveceras, cementeras, etc., pedían disculpas a Guatemala –o sea, al ciudadano de a pie- por todo el daño que nos han ocasionado –robo, asesinato, pobreza, etc.- que para ellos, fueron “errores”. Y nosotros pensando en que, ¡Ya tocamos fondo!, pamplinas, fue una estrategia más, de ellos.
Los que pensamos que con Jimmy Morales tocamos fondo al tener al presidente más inútil y canalla de la historia, nos equivocamos y a lo grande. Seguimos cayendo, no hemos tocado fondo y como muestra de ello, tenemos a Giammattei el hombre sin escrúpulos como presidente, le importa un pepino el IDH del país, le importa un pepino cómo combatir a COVID 19, es tan carente de conciencia que, hace alarde como que fuese un logro suyo, la venida de las vacunas contra COVID 19 que Israel y China han “regalado” a nuestro país.
No hemos tocado fondo, seguimos cayendo. Dos rectores de nuestra alma mater, la Tricentenaria USAC están presos por corruptos, cual pandilleros y extorsionistas callejeros, se refugiaron en sanatorios privados, aduciendo estar enfermos, claro, están enfermos hasta la médula de corrupción, no tienen la más mínima decencia, son delincuentes de cuello blanco. Uno de ellos –Estuardo Gálvez, aspira a seguir delinquiendo desde la Corte de Constitucionalidad recibiendo ordenes de Gustavo Alejos, el que pone y quita jueces a su sabor y antojo. Así las cosas, después de 35 años de era democrática, no hemos tocado fondo, seguimos cayendo. Como sociedad o como ciudadano de a pie, debemos respirar profundo y preguntarnos qué es mejor, seguir cayendo o tocar fondo.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.