El reflejo de cuando un hombre o mujer muere, lo matan , violan, acosan o lastiman a cualquier ser humano o animal. Esta lucha de la vivimos ahora en Guatemala es de gente buena contra gente mala.
Vivimos llenos de problemas, gente mala miren el ejemplo yo con veinte quetzales en la billetera versus un mafioso como Alejos con más de Q65,000 en su bolsillo y con lujos de los que solo eran de los narcos .Tenemos deudas desde que los gobiernos se dieron cuenta de que podían exprimirnos sin temor a represalias. A todos nos han maltratado desde un marero, ladrón y hasta los políticos.
Damos gracias a Dios por haber pasado cinco minutos antes del asalto de
aquella vez en la camioneta, en el centro comercial, en el semáforo o
saliendo del trabajo. Vivimos cada día con un poco de suerte, la época de la guerra interna de los 80´s en la que el ciudadano no tenía ni siquiera el derecho de preguntar. Porque agachaba la cabeza, porque su situación era más la de un esclavo. Por lo general, lo degradante y deshonroso se oculta, se mantiene en la oscuridad. Lo sabemos todos. Y sin embargo estamos tratando de ser felices. Probablemente más que los peruanos o más que los rusos.
Eso sí mucho más que los gringos. Nos desagradan los titulares de los periódicos, los noticieros y hasta ahora los “diálogos”, nos indigestan esos políticos que dan círculos sobre cualquier cargo público igual que los del Ministerio Público cuando inspeccionan un cadáver, nos estremecen los niños, los ancianos, los mutilados que piden dinero en las esquinas, porque detrás de ellos intuimos cabezas frías que han planeado el negocio desde el comienzo, nos sentimos “a veces” particularmente orgullosos de ser guatemaltecos.
Entender que ser guatemalteco o gringo o griego es un triunfo en la medida
en que lo es ser alto o ser bajito, y con todo, a pesar de la conciencia del
desastre y de la resignación ante los hechos, nos sentimos cómodos con la
vida que llevamos.
Por estas circunstancias no es trivial exigir que quien juegue un papel importante, político, empresarial, padre de familia o laboral, asuma públicamente la responsabilidad que su actividad le imponga. Sabemos muy bien que en Guatemala nada se resuelve, nada se puede planear, el día de hoy es tan incierto como el de mañana, el trabajo se puede perder de un día para otro, así, ya, de tal manera que el sentido de nuestras vidas se reduce o mejor: se eleva a reírnos de nosotros mismos en la mañana, en la tarde, en la noche, con todas las personas que queremos y aún se mantienen a nuestro lado.
El día que nos hagamos responsables y aceptemos que somos parte del problema ese día empezaremos a solucionarlo. Estamos jodidos unos políticos cínicos otros descosidos en el Congreso de Guatemala quejándose porque el Estado nos les patrocina en sus cinco años “almuerzos gratis” y personas viviendo una vida denominada doble moral. Por un lado desde esta persona corriente casado hombre de familia y hasta con hijos haciendo desmadres en pocas palabras siendo ¡infiel! Guatemala vemos los casos de los delincuentes prófugos como Alejos, Sandra Torres y cada sinvergüenza que aún tienen el descaro en declararse inocentes.
Miremos el caso ex presidente salvadoreño Antonio Saca no goza de ningún privilegio y trabaja en la cárcel como cualquier otro reo en la prisión. Les dejare la frase que me encontré en el internet “Mientras la hipocresía siga siendo el requisito principal para ser socialmente aceptado, seguiré siendo una social de pura sangre”. ¡Oh, país de los absurdos!