Se ha ido el primer mes del 2020. ¿Cómo se siente? ¿Cómo va con sus propósitos? Espero estén bien y estén cumpliendo un poquito esos buenos propósitos hechos hace apenas un mes. No es fácil perseverar en lo que uno se ha propuesto, porque somos humanos; sin embargo, todos tenemos la capacidad de persistir en lo que nos hemos propuesto.
Como siempre, el primer mes del año es complejo; porque marca un antes y un después en la vida. Pero a pesar de lo complicado que sea comenzar a caminar en el 2020, no se desanime; todo lo contrario: tómese de las manos de Dios y todo le saldrá bien.
Aproveche el don de la vida para trascender. Considero que la finalidad de la vida del ser humano es trascender y ser feliz. Pero ante tanta adversidad percibida en la realidad, no todos trascienden. Algunos se quedan en la mediocridad, porque el ser mediocre no implica sacrificios, luchas ni esfuerzos.
Trascienda en sus estudios. No se conforme con estudiar lo mínimo. Si de verdad quiere influir positivamente en una sociedad llena de envidia, odio, ira y maldad, tiene que darse el permiso de formarse y educarse por sus padres y maestros. No se conforme solo con depositar conocimientos en su mente. Los contenidos de los diferentes cursos, deben transformarlo en un mejor sujeto pensante.
Trascienda como amigo. No sea un amigo del montón; de aquellos que, mientras uno les es útil, lo usan. Una vez ya no les servimos nos desechan como basura. La amistad es un valor que se tiene que cultivar todos los días. Un verdadero amigo es aquel que está con usted, no por lo que tiene, sino por la calidad de personas que uno es.
Pienso que el mejor medio para trascender en esta vida es “servir”; y el pasaporte para trascender y estar con Dios cara a cara en la vida eterna es, servir. La recompensa dada en la vida eterna dependerá de la calidad de su servicio con los demás seres humanos. No se le preguntará sobre la cantidad de carros que tuvo o cuánto dinero acumuló. Se le preguntará por la calidad de persona que haya sido en esta vida.
Estamos a tiempo de convertir nuestro ser, nuestra vida en un terreno fértil, en donde se produzcan buenos frutos. No podemos quejarnos de que no hemos recibido el apoyo necesario para producir frutos. Todos hemos nacido en una familia que nos ha proporcionado los medios suficientes para ser excelentes personas. Los maestros y los líderes religiosos también han colaborado para que estemos en donde hoy estamos. Así que, no sea un ser estéril; no sea piedra: usted puede aspirar ser una mejor persona.
Independientemente de la profesión y vocación que tenga, sirva con amor; trate a los otros como usted quiere ser tratado. Nunca olvide que cuando usted sirve con excelencia a los demás, le está sirviendo a Dios mismo.
San Juan de la cruz decía: el día que me muera, Dios no me va a juzgar por los lugares de la tierra que he tenido la dicha de conocer, ni por la gente importante a la que he tratado, ni por los recuerdos que conservé de mi juventud. En el fondo, no querrá saber a cuantos leprosos atendí, ni cuanto afán puse en que los niños aprendieran. Cuando muera y me encuentre frente a frente con Cristo, Jesús sólo se va a interesar por mi amor: cómo he amado, cuánto he amado, a quién he amado, por qué razón he amado”. Por lo tanto demuestre que ame, sirviendo; y trasciendo, sirviendo.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.