Desde hace más de cincuenta año se creo la prestación del aguinaldo para los trabajadores guatemaltecos de los sectores público y privado. Sin embargo debido a la serie de cambios que se han venido realizando en esta era moderna, cada vez son menos los que lo reciben. Esta prestación fue creada para reactivar el comercio y por ende la economía, sin embargo en el actual momento hace que quien no lo recibe, haga todo tipo de acto por recibirlo, ejemplo claro de esto son las extorsiones que se incrementan en esta época, causando dolor y muerte a miles de guatemaltecos.
Ocho (8) de cada diez (10) trabajadores no recibirán aguinaldo. Esto se debe a que un 80% del empleo es informal. Los vendedores de tiendas pequeñas, de puestos del mercado, de las carretas de comida, de seguro la mayoría no tienen un patrono que pague el salario mínimo, mucho menos prestaciones laborales.
Los trabajadores de la fincas, de esas grandes extensiones de tierra no reciben el salario mínimo, tampoco prestaciones laborales. Es por ello que difícilmente recibirán el tan publicitado aguinaldo. Es verdad que algunos reciben obsequios, insumos de la canasta básica, pero se les entrega como un favor, no como el cumplimiento a una ley, incluso de orden constitucional.
Pero si de respeto a la Constitución se trata, hay dos actores que moralmente deben cumplir con pagar esta prestación y no lo hacen. Analicemos el primero, existen entidades de gobierno, como en el caso del magisterio que contrata a sus trabajadores a termino, debiendo estos entregar una factura (hoy electrónica) para cobrar su sueldo mensual, en estos no se incluyen prestaciones laborales. Esto hace que exista una ilegalidad, pues el funcionario público está obligado al cumplimiento de la ley, de no hacerlo debiera de ser juzgado y sentenciado.
Ahora bien, y que decir de las universidades privadas, no todas, pero la mayoría contrata por servicios y pide factura a sus profesores, solo por las horas de docencia, sin derecho a prestaciones laborales. Afirman que así están de acuerdo los profesionales, pero ese hecho no libera de la obligación de cumplir con la ley, mil excusas habrán pero esas no lo hacen legal.
En tanto seguimos citando casos de la evasión a la obligación del patrono por el pago de la prestación, así como la imposibilidad de las empresas pequeñas y micro por cumplir, lo único cierto es que el impago se convierte en un elemento de desigualdad, pues no es lo mismo ver a cierto sector de empleados gastando, comprando, disfrutando de elegantes convivios, para aquellos que no tienen posibilidades de hacerlo, lo que alimenta por mucho el enojo, la envidia.
En un país con el sesenta por ciento de pobreza, ver los centros comerciales abarrotados, los fuegos artificiales, los restaurantes finos llenos por exclusivos sectores de personas, hace que la conflictividad se incremente. En este contexto se hace necesario luchar por una sociedad más justa, en donde la igualdad y la equidad prevalezcan, de lo contrario jamas podremos abandonar los grandes problemas sociales, mismos que desembocan en un incremento de los índices delincuenciales.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.