Después de que pasó la euforia por las caravanas de migrantes que pasaban por Guatemala en su “sueño” por llegar a Estados Unidos, movidos como masas siguiendo a sus líderes y sin reflexionar de que huían de lo mismo a lo que se dirigían, a quién le importan ahora.
El New York Times da cuenta de que de los aproximadamente seis mil centroamericanos, sobre todo hondureños, que intentaron buscar asilo, más de mil han aceptado ser regresados. En Tecún Umán, un trabajador de la Casa del Migrante, de manera no oficial, comenta la situación que enfrentan al darle atención a decenas de hondureños que se quedaron en ese municipio fronterizo.
La primera conclusión que se puede inferir es que, cuando un tema es mediático, todos salen a comentar y opinar, por querer figurar, por ganar más seguidores, por la emoción del momento o por una necesidad natural de no querer quedar fuera de la conversación. Pero cuando la euforia ha pasado, el tema es olvidado y sus consecuencias quedan invisibilizadas y reducidas a quienes les afectan directamente.
Por otra parte, se debe recalcar, quizá hasta el cansancio, que detrás de la migración siempre hay beneficiados, y no solo los familiares de quienes arriesgan su vida, sino quienes tienen negocios alrededor de la migración, desde los bancos hasta el sector construcción; pero más aún quienes sin la más mínima restricción hacen dinero vendiendo el “sueño americano”, los coyotes, algunos mismos trabajadores públicos y hasta los extorsionistas.
Si bien las remesas solo en 2016 alcanzaron más de siete mil millones de dólares (OIM, 2016), al parecer eso no ha ayudado a mejorar las condiciones de pobreza, porque la migración continúa, como una lamentable costumbre. En parte por la falta de educación financiera y de organización comunitaria, la misma fuente señala que el 35 % de lo recibido se utiliza para consumo.
Otra conclusión, que requiere más análisis, son las contradicciones en el tema, durante la denominada crisis, se hacía ver el problema que supuso la separación de familias y el sufrimiento que esto implicaba, ¿acaso no es esto lo que provoca la migración cuando solo uno de los padres migra? Se habla de los riesgos que enfrentarían los emigrantes si se quedaran en su país de origen, ¿no son acaso de igual o mayor magnitud los riesgos que se encuentran al migrar, como la violencia? Y se dice sobre las precariedades en que viven los migrantes en su país y las dificultades para salir adelante, habría que preguntarle a algún migrante si ha sido fácil salir adelante en otro país y si no ha pasado precariedades. Estos entre otros tantos sinsentidos.
Finalmente, se debe observar siempre la diferencia entre migrante y refugiado, y considerar que existen distintas razones de la migración, por lo que no se debe generalizar ni revictimizar.