Por José Emmanuel Valladares Reyes
Si nos guiamos por el Acuerdo Ministerial No. 1291-2088, donde se plasma que “nuestro sistema educativo debe ser descentralizado y regionalizado, cuyo fin primordial de la educación es el desarrollo integral de la persona humana… dando énfasis especial en aquellas escuelas que han sido establecidas en zonas de predominante población indígena, donde la enseñanza deberá impartirse en forma bilingüe”; hasta hoy ¿se estará cumpliendo el reto? o como sucede en muchas ocasiones son palabras únicamente plasmadas en un documento que se archiva.
Se produce un contraste cuando vemos que los recursos necesarios para el funcionamiento de estos servicios aún dependen del Gobierno central respecto al financiamiento, para el abastecimiento de los insumos necesarios, los cuales en materia educativa no se proporcionan en el momento oportuno, y esto genera una deficiencia y un atraso en su ejecución.
Las directrices siguen siendo generales y el marco de acción de las direcciones departamentales con las que se cuenta en el país, las cuales son 25, es limitado. Podemos decir que No existe descentralización a nivel municipal. Si nos basamos en el Diccionario de la Real Academia Española, “descentralizar” significa “Transferir a diversas corporaciones u oficios parte de la autoridad que antes ejercía el Gobierno supremo del Estado”.
Ahora es importante preguntarnos ¿quién es el responsable de esta situación, el Gobierno central por no saber delegar, o nuestras autoridades municipales, que mientras menos trabajo tengan a cargo mejor?
Es lamentable observar las precariedades con las que se trabajan en nuestras escuelas, donde se forma un gran porcentaje de la población ¿Por qué no tenemos una educación de calidad? El principal pilar para una educación de calidad son los maestros, desgraciadamente a muchos de ellos les falta conocer y manejar diferentes temas, metodologías y tecnologías para poder dejar atrás lo tradicional, donde asistir a la escuela no se limite a memorizar para recordar; es necesario y urgente que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico que les permita ser influyentes, emprendedores o tener iniciativa propia.
Queda claro que para el Gobierno la educación pública no es una prioridad. Como mencionamos anteriormente, no destina los recursos económicos necesarios para que el sistema de educación tenga por lo menos lo básico. La infraestructura de varias escuelas son antipedagógicas, no hay pupitres, y si lo hay están en muy malas condiciones. Las escuelas no cuentan con los recursos para introducir las nuevas tecnologías y tampoco los maestros tienen los conocimientos necesarios para usarlas, con esto podemos responder nuestra pregunta inicial: “Se estará cumpliendo el reto” desgraciadamente no; es necesario que existan profesionales capaces de marcar el cambio, que se encuentren comprometidos y decididos a realizarlos, por el bien de nuestras futuras generaciones.