PUNTUAL
A muchas personas los hechos de inseguridad les parecer normal, porque ya es de todos los días, pero no debe ser así. Algo protervo está pasando a nuestro alrededor y debemos reaccionar antes que esto no tenga vuelta atrás.
Para que un problema tenga solución no solo debe detectarse a tiempo, sino que debe combatirse desde su raíz. Es como una carcoma, en su fase terminal es casi irreversible. Veo que la inseguridad y violencia en nuestra ciudad puede tener freno de mano y retroceso, pero antes de accionar debemos tener claro su origen.
La inseguridad no es espontanea o consecuencia de paso del tiempo, es resultado de los actos repetidos de las personas, principalmente en el hogar. La familia como columna social se fracturó y eso ha provocado que muchos jóvenes estén sin la debida orientación.
El problema es como la cebolla, tiene muchas raíces, entre ellas las desigualdades sociales y la falta de oportunidades. La pobreza arrincona a las generaciones y las priva de estudiar y conseguir un trabajo digno. No es echar la culpa, sino ver el panorama completo.
En este momento muchos adolescentes y jóvenes no pueden ir a estudiar ni trabajar, aunque quieran, no existen las condiciones, porque el sistema se ha limitado a los espacios para quienes tienen las posibilidades económicas. Aquí es donde el Estado debe jugar su papel de suplir las necesidades básicas de la población, como el alimento y la educación. Sin que esto sea asistencialista, pero debería ser congruente con las necesidades reales.
La inseguridad es una consecuencia de la corrupción, porque los recursos que deberían de cubrir los servicios y la educación son desviados a otros fines retorcidos por los intereses políticos y de quienes ostentan el poder.
La violencia también es por falta de amor, sí, desde la casa, hasta en los grupos sociales, porque una persona querida y con buena autoestima no podría incurrir en hechos como los que hemos visto en las últimas horas: una mujer robando prendas de vestir con un bebé en brazos o un joven irrumpir en un negocio para robar una computadora a plena luz del día.
La sociedad está fallando en su conjunto y por ello tenemos una colectividad convulsa. Hagamos algo, a nuestro alrededor, veamos en qué podemos apoyar y aportar para que nuestra sociedad no llegue a un punto irreversible. La violencia común no es natural, es una desnaturalización que todos estamos viendo y permitiendo.
La solución es ponernos en la brecha, trabajar más, estudiar más, ayudar más, porque con creer que el asunto no es de nosotros, no se soluciona nada.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.