El poder del ahorro está en muchos hábitos que pueden forjarse para que te apoyen en la tarea de mantener tu economía de una forma óptima para que te ayude a cumplir tus metas o estar preparados para cualquier momento menos pensado. Los pequeños detalles pueden hacer mucho al momento de pensar en economizar; el consejo es saber realizar un presupuesto básico e identificar los gastos hormiga.
Los «gastos hormiga» son todos aquellos que no están planificados y no corresponden a los gastos fijos, refiere el portal América Economía. Estos costos muchas veces no suelen tenerse en cuenta ante los recursos destinados para los consumos básicos del mes como el pago de alquiler, alimentos y las cuentas del agua, luz o gas, por ejemplo.
“Este tipo de consumo está por todas partes y en todo lugar, son ‘invisibles’, ya que no se detectan de inmediato. Algunos ejemplos en lo que se nos va mucho dinero es en el café de la mañana, galletas, dulces, refrescos, etc. Por otro lado, también tenemos los intereses de la tarjeta de crédito o débito bancario, gastos por un sobre consumo en el plan de telefonía celular, compra de revistas o diarios que no siempre se leen, etc.”, afirma Ingrid Quezada, gerente de mercadeo de FOL, plataforma en línea de inversiones en fondos mutuos.
Elaborar un presupuesto es el primer paso hacia una mejor gestión financiera, y la diferencia entre controlar de verdad las finanzas o tener una idea aproximada de cómo disminuye el capital, explica la web de Banco Industrial; que también indica que la mayoría de personas posee un esquema mental sobre cómo están organizadas sus finanzas, pero después son pocos los ahorradores que lo plasman en un papel y la diferencia entre ambas fórmulas es abismal. Mientras solo exista una ideal mental del presupuesto se será incapaz de estudiar el comportamiento como consumidores con la profundidad que debe hacerse y, por lo tanto, de tomar decisiones informadas.
Opciones.com aconseja seguir los siguientes pasos para hacer un presupuesto básico:
1.- Calcular ingresos
La primera parte del presupuesto pasa por saber cuánto dinero se gana en realidad. Aquí debes sumar todos los ingresos, desde el sueldo hasta beneficios por inversiones en depósitos, cuentas remuneradas, acciones…
2.- Calcular los gastos fijos
Esta es la parte más sencilla que tiene que ver con los gastos. Aquí se incluyen todas las cuotas fijas que no varían mes a mes o que sí lo hacen, pero que no es excesiva. La hipoteca y otros tipos de préstamos serán los primeros en entrar, así como el alquiler de la vivienda (si alquilas). En este punto también debes tener en cuenta otros gastos fijos como alimentación, educación (si tienes hijos), salud, vestuario, electricidad, gas, teléfono fijo o móvil.
3.- Calcular los gastos variables
Llegados a la parte más complicada de elaborar un presupuesto, pero no porque sea difícil en sí misma, sino por la dedicación que implica. En este punto entrarás directamente a valorar los hábitos de consumo, empezando por la compra. Se trata de anotar los productos que consumes (bien de forma individual o por categorías) para saber exactamente en qué se gasta el dinero.
4.- Determinar nuestro flujo de caja
El flujo de caja no es otra cosa que la diferencia entre gastos e ingresos. Es decir, la suma de los ingresos menos la suma de los gastos que anteriormente se han calculado. El resultado siempre debe ser positivo, porque si no habrá un importante problema de endeudamiento.
«Hay una frase muy buena de Warren Buffet y dice ‘antes de comprarte algo piensa ¿qué pasará si no lo compras?’ Y si la respuesta es nada, no lo compre porque no lo necesitas», apunta la misma fuente.
Con información de Paola de León