Por Dra. Sara María Mendoza González*
Habiendo escuchado por allí la frase “eres responsable de tu sexualidad”, cuando encontramos en Guatemala en el 2017 más de 90,800 niñas menores de 19 años embarazadas, de las cuales la más pequeña contaba con solo 10 años, empezamos a darnos cuenta de que hablar de sexualidad no es un “tabu”, es una necesidad.
Muchas causas hay de este número alarmante de niñas y adolescentes embarazadas, algunas fueron víctimas de violaciones sexuales, otras decidieron tener relaciones sexuales consensuadas, pero desconocían el uso correcto de métodos de planificación familiar, de formas de protección contra enfermedades de transmisión sexual o el pensamiento mágico de “a mí no me va a pasar” hicieron que se colocaran en esta situación de alto riego, desconociendo las repercusiones personales a largo plazo de una sexualidad irresponsable.
Como sociedad nos compete hacernos algunas interrogantes ¿Quién es responsable de la educación sexual en nuestro país? ¿Se asumen las consecuencias a largo de plazo de una violación, de un embarazo no planificado o de enfermedades de transmisión sexual?
Es importante que como padres empecemos a abrir dentro de la intimidad del hogar, espacios para poder dialogar con nuestros hijos de una sexualidad responsable. Estadísticas alarmantes como ésta: La mayoría de niños menores de 7 años ha sido expuesto a imágenes de contenido sexual explícito a través de medios de comunicación. Hacen que como padres empecemos a entender que es primordial iniciar lo antes posible una educación sexual con valores dentro del hogar.
Es sumamente importante determinar responsabilidades, en cuanto a la educación sexual que se le da a nuestros hijos, tener más información sobre un tema hace que tomemos mejores decisiones, sin embargo una parte de la población en la que nos desenvolvemos, aún cree que hablar con los hijos de sexualidad es “abrirle los ojos” para que tengan una vida sexual prematura, la realidad es que una buena educación sexual basada en valores hace que nuestros niños, adolescentes y adultos puedan tomar mejores decisiones en su vida sexual.
Si los padres logramos entablar con nuestros hijos un diálogo abierto, comprensivo, científico y con expectativas reales de vida, vamos a encontrar adolescentes que confían en sus padres como referentes de educación sexual, sin embargo, al responder con “fantasías o mentiras” perdemos la credibilidad ante nuestros hijos.
Existe el acuerdo Prevenir con Educación desde el 2010, que buscaba la implementación y fortalecimiento de estrategias para una educación integral en sexualidad, fue el observatorio nacional de salud reproductiva el que determinó que no se lleva a cabo en la mayoría de centros educativos, porque esto significa una inversión que no era cubierta por el Ministerio de Educación ni por la iniciativa privada.
En estudios realizados en la ciudad de Quetzaltenango, se ha determinado que la mayoría de las pacientes embarazadas menores de 19 años había recibido “orientación sexual” de su compañero sexual (en la mayoría de los casos de un joven de la misma edad, con la misma inexperiencia de ella).
Siendo participes de una sociedad con una problemática tan importante: la falta de educación sexual sin sesgos es importante la comunicación para poder darnos cuenta lo importante que es replantearnos nuestros paradigmas sociales sin cambiar nuestros valores.
La forma en que una sociedad vive su sexualidad es una responsabilidad de todos.
*dra.saramachapin@hotmail.com