Durante todo julio y meses previos, los medios de comunicación estuvieron alentando a los propietarios de todo tipo de vehículos para que cancelaran el impuesto a la circulación. El ente recaudador motivó al inicio, finalmente amenazó. La prensa siempre insistente en que el pago debía hacerse para evitar mutas. La policía de transito, ni lenta ni perezosa, desde las primeras horas del día 1 de agosto comenzó a multar a aquellos conductores que no portaran la constancia de pago.
La tarifa impositiva va del 2 % al 0.20 %, dependiendo del año, si es más reciente deberá pagar más, acá cumple con el principio de equidad y justicia tributaria, y el de capacidad de pago, el que se mide dependiendo del año del vehículo.
El artículo 6 del Decreto 70-94 establece el destino del impuesto, que alimenta la recaudación municipal, esta ley literalmente establece, “el cincuenta por ciento (50 %) se destinará a las municipalidades para ser distribuido por el mismo sistema que se distribuye el porcentaje que la Constitución de la República establece como aporte constitucional a las mismas, con destino exclusivo al mantenimiento, mejoramiento, construcción y/o ampliación de calles, puentes y bordillos de las cabeceras y demás poblados de los municipios, pudiéndose destinar hasta el cincuenta (50 %) al fondo común y 10 % restante al Departamento de tránsito de la policía nacional, que lo destinará exclusivamente al mantenimiento y adquisición de semáforos, señales de tránsito y demás equipos requeridos para ordenar y controlar el tránsito, el control del estado en que conducen las personas, y estado de los vehículos y motores que circulan en el país.
En otros casos, el aporte a las municipalidades será del 30 % y 20 %, esto cuando se refiere a vehículos especializados.
Sabiendo esto que la ley regula, uno se pregunta ¿por qué los semáforos se mantienen en pésimo estado? La municipalidad no invierte en nuevos y los existentes constantemente se mantienen malos. Las calles que están señalizadas, en su mayoría, es porque empresas privadas colocan señales con publicidad, lo que significa que hay otro ingreso más para las arcas municipales.
Otra pregunta que todos los ciudadanos nos hacemos, en la mayoría de ciudades del país, es ¿por qué las calles, puentes y bordillos se encuentran en mal estado? Cada año, las municipalidades reciben una fuerte cantidad de dinero, que pagamos los propietarios de todos los vehículos que circulan en la ciudad, ya sean motos, buses, camiones y autos, nadie se escapa del pago, y en el caso de la ciudad de Quetzaltenango, nadie se escapa todos los días de caer en un hoyo, que ya parece cráter.
Ahora bien, si la policía de transito multa por no pagar el impuesto, ¿por qué los ciudadanos que responsablemente cumplimos con el pago del impuesto no multamos al Gobierno nacional y al local? Ellos no cumplen con lo que la ley establece, que es mínimo, solo se trata de proveer mantenimiento a las calles. Significaría entonces que cada vez que caemos en un hoyo en las carreteras aplicaríamos una multa de Q 500 al Gobierno, y de igual forma si es en las calles de la ciudad, esta sería para el alcalde Luis Grijalva y su Concejo. Además, hay un delito implícito: el incumplimiento de deberes. La observancia de la ley es obligatoria. Por tanto, cada uno de nosotros debe exigir que calles, caminos y carreteras estén en buen estado.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.