Hace 175 años, cuando la ciudad de Quetzaltenango contaba con sólo 12,000 habitantes, la Alcaldía convocó a personas altruistas y honorables de la comunidad, para manifestarles la preocupación por los enfermos menesterosos que necesitaban curarse. El Acta Municipal del 23 de mayo de 1843 dice, en su punto sexto:
“A moción del Alcalde Primero que hizo presentes la multitud de víctimas que diariamente perecen en manos de la necesidad por falta de auxilios para sostenerse y medicinarse, la Municipalidad con el loable fin de procurar el establecimiento de un Hospital en esta Ciudad, y considerando que la actual escasez de sus fondos no le permiten se haga el gasto que aquel exige, y que el único arbitrio a que debe recurrirse es el de crearle rentas, y como éste es un trabajo que exige meditación, luces y patriotismo, por votos conformes ACORDO: Primero: nombrar una Comisión con el expresado objeto, compuesta del Secretario de la Corporación y Regidor, Señores Escobar y Pelaez: y de fuera, de los Señores: Parroco Don Fernando Antonio Dávila, Juan Lavagnino, Joaquín Ligorria y Gabriel Saenz, en la confianza de que no se reusarán prestar a la humanidad este importante servicio”.
Un año después, en 1844, se fundó el Hospital San Juan de Dios, en un solar que en aquel tiempo quedaba en las afueras de la ciudad, lugar que ocupa a la fecha, en donde se construyó una casa para atender a los primeros enfermos. La compra del terreno y la construcción se realizó con donativos dados por particulares. A los 20 años de fundado, allá por 1867, y siendo presidente de la Comisión el Lic. Francisco Aparicio, llegaron las hermanas de la caridad, entre ellas sor Gabriela Thouluc, una francesa a la que Quetzaltenango debe muchísimo de lo que es el hospital. En 1902, cuando el terremoto del 18 de abril (día de San Perfecto), el hospital se destruyó casi por completo, y fue nuevamente levantado, en el mismo sitio, y con más entusiasmo, habiéndose completado con una casa para huérfanas, en una construcción hecha ex profeso y que se ubica en el solar que actualmente ocupa el INSO (Instituto Normal de Señoritas de Occidente).
Lo importante de destacar es el hecho de que el Hospital San Juan de Dios se construyó y sostuvo con las donaciones de particulares, y con los ingresos provenientes de la venta de productos de las fincas y labores que poseía, y no fue sino hasta finales de siglo, cuando, en 1893, el gobierno central, presidido por José María Reina Barrios, le concede una subvención de 6,000 pesos mensuales. Luego, en 1896, se le autoriza el cobro del dos por ciento sobre venta y permutas en bienes raíces en los departamentos de Quetzaltenango, San Marcos, Huehuetenango, Totonicapán, Sololá y Quiché. Años después, el licenciado Manuel Cabrera dispuso el estable cimiento de un impuesto de 25 centavos por cada quintal de harina, y un peso por cada aparato telefónico en servicio.
El hospital contaba con varios bienes raíces de valor, labores y grandes extensiones de terreno dentro y fuera de la ciudad, que le fueron donados por personas altruistas, y que garantizaban la producción de verduras, cereales y otros productos para la alimentación de los internos, y que producían excedentes que eran vendidos, y con cuyos fondos se financiaba la operación del hospital. Entre ellas, era famosa la labor San Cayetano, ubicado en la actual zona 3 de la ciudad de Quetzaltenango, con más de 15 manzanas, y que ahora es una colonia construida por el antiguo Banco Nacional de la Vivienda, el BANVI. Otra propiedad fue la “labor” San Isidro de una gran extensión, en donde se construyó el nuevo Hospital Regional de Occidente. Una parte de esa tierra fue otorgada a trabajadores del sector salud que apoyaron en su candidatura presidencial al Licenciado Marco Vinicio Cerezo Arévalo.
Todas las propiedades del hospital, donadas por particulares, fueron trasladadas al Estado, por un Decreto del general Miguel Ydígoras Fuentes, quedándose la institución sin la fuente de recursos que garantizaba su funcionamiento.
Durante el gobierno del presidente Romeo Lucas García (1978 – 1981) se inició la construcción del actual Hospital Regional de Occidente, situado en la antigua Labor San Isidro, construcción que tomó 20 años y una inversión de cerca de 80 millones de quetzales. Este nuevo hospital cuenta con una capacidad de 415 camas.