Durante su estadía en Ecuador, entonces Audiencia de Quito, entre junio de 1802 a enero de 1803, el científico alemán Alexander von Humboldt dijo: «No es digno del hombre aceptar con naturalidad lo que es propio de la naturaleza».
Añadió en sus escritos, «los ecuatorianos son seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste».
De los 10 volcanes más peligrosos de América Latina, Ecuador posee tres, el Tungurahua, Cotopaxi y Reventador, ahora, qué es lo que marca la diferencia para que en ocasión de sus erupciones no exista tragedia similar a la que provocó el volcán del Fuego, aunque sea tedioso comparar, vale señalar aspectos que aprendió Ecuador para que logremos sumar a la experiencia local, lo que Ecuador asimiló.
GUATEMALA Y SUS VOLCANES
En Guatemala existen aproximadamente 288 volcanes o estructuras de origen volcánico. Solo ocho de estos tienen reportes de actividad en tiempos históricos y tres son los más activos en la actualidad.
Treinta y siete son reconocidos oficialmente como volcanes por la Federación Nacional de Andinismo. En cambio, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología –Insivumeh– reconoce 32. La cantidad de estas formaciones, junto a las cuatro fallas tectónicas, convierten al país en una zona sísmica. La mayoría de volcanes en el país están colocados sobre la Sierra Madre, en las cercanías del océano Pacífico.
Volcanes activos
Fuego: 3,830 msnm
Pacaya: 2,550 msnm
Santiaguito: alrededor de 2,510 msnm
Datos curiosos
El volcán más alto de Guatemala es el Tajumulco, ubicado en el departamento de San Marcos, con 4,220 metros sobre el nivel del mar. En cambio, el más activo y violento es el Santiaguito, Quetzaltenango.
ECUADOR Y SU EXPERIENCIA
El volcán Tungurahua inició un proceso eruptivo en septiembre de 1999. Hasta julio de 2006, los fenómenos volcánicos que afectaron a la población fueron las caídas de ceniza y los lahares. Sin embargo, en julio y agosto de 2006 se produjeron dos erupciones más explosivas que generaron, por primera vez desde la reactivación, flujos piroclásticos. Estos flujos pudieron afectar gravemente a la población y a la infraestructura local.
Recordar eventos como este, que representan una historia trascendental, debe permitirnos ampliar nuestra visión y perspectivas respecto a la ocurrencia de fenómenos volcánicos. De modo que así se llegue a fortalecer la educación y conservación de este laboratorio natural llamado volcán Tungurahua.
A lo largo de estos años, el personal que constituye el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional –IG EPN – ha contribuido al conocimiento científico relacionado con los procesos eruptivos del volcán Tungurahua.
En la actualidad, el volcán Tungurahua es el mejor monitoreado de América Latina, pues gracias al esfuerzo de quienes han sido parte del IG EPN a lo largo de los años. Hoy en día cuenta con monitoreo de punta y en tiempo real de la actividad interna y superficial del volcán, no solo desde el Instituto Geofísico en Quito, sino también desde el Observatorio Volcanológico Tungurahua (OVT), ubicado a 15 km del volcán en el valle del río Patate. Este sistema de monitoreo funciona muy bien, pues además de instrumentos cuenta con un grupo de vigías del volcán. Este excepcional conjunto está constituido por voluntarios locales, quienes de manera desinteresada y comprometida han trabajado por una convivencia armónica entre el volcán, sus comunidades y los científicos para que el amor a su tierra y la seguridad de sus comunidades sea la prioridad durante este largo periodo de actividad eruptiva del volcán Tungurahua, que empezó hace 16 años. Se puede ver en línea en tiempo real.
Cuando vino la gran erupción, la ciudad de Baños, que es la segunda más turística de Ecuador, fue desalojada en su totalidad, sin generar fallecimientos, heridos, el ejército, la policía civil, la Secretaría de Gestión de Riesgos (que tiene grado de ministerio) coordinó las actividades, las autoridades trabajan en coordinación, cuyo centro de operaciones es el ECU 911.
QUÉ MARCA LA DIFERENCIA:
· El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional tiene autonomía, presupuesto, investigadores y un equipo de alto nivel, trabajando de forma exclusiva para dos fines, volcanes, movimientos telúricos y probables tsunamis, nada más.
· Las zonas de influencia donde es probable un desastre por lahares, tienen prohibición de ser habitadas, existe alguna actividad agrícola, pero los habitantes en lo posible evitan dormir en estos lugares, y si lo hacen, se turnan para vigilar las propiedades junto a la policía.
· Los pobladores de estas zonas fueron reubicados y el Gobierno generó emprendimientos que les permitió tener estabilidad económica, psicológica y laboral.
· Hay continua información respecto a la posibilidad de erupción, en todos los medios de comunicación, de forma obligatoria y gratuita.
· Los niños, población en general, empleados públicos y privados reciben capacitación, y se hace simulacros de forma continua, las empresas privadas y públicas, centros de educación de todo nivel, deben llevar registros de cumplimiento de estas actividades.
· Las poblaciones cercanas tienen un sistema de alarmas de gran alcance, por lo que es difícil no lograr escuchar las mismas.
· El número de entidades vinculadas para tomar las decisiones son máximo seis, de tal manera que la comunicación es fluida, y es pública.
· La información y desarrollo de protocolos sobre los siniestros son comunicados por la máxima autoridad del lugar, normalmente es el gobernador, él es quien genera las alertas, y si es del caso ordena y coordina la evacuación.
· Las poblaciones cercanas tienen una señalética propia para fines de movilización en caso extremo, se respetan las vías de evacuación, allí por ejemplo nadie estaciona autos, y la población tiene monitores capacitados para dirigir simulacros y casos verdaderos.
· Existe un fondo permanente que permite atender las contingencias en caso sea necesario.
Los ecuatorianos y guatemaltecos somos dos poblaciones muy parecidas, con las mismas capacidades y fuerza de voluntad, ¿dónde está la diferencia? Estimo que es la capacitación oportuna, basada en la educación desde niños, en haber logrado un grado de conciencia y saber los pasos a seguir en los momentos de desastres, las autoridades municipales jamás dan autorizaciones o darían paso a asentamientos humanos en la magnitud que se tiene aquí. Y adicional hay menos burocracia, existen más técnicos, y personal calificado para el manejo de estas contingencias.
La magnitud de la tragedia sucedida en Guatemala no podrá ser cuantificada en su totalidad, aún se siguen encontrando restos humanos. ¿Se pudo haber evitado? sí.
Que nos quede de lección y que la naturaleza conviva con nosotros en armonía.
La preparación corre de nuestra parte, no cabe duda, después de todo, que Dios es guatemalteco.