A principios del siglo pasado fue construida en Quetzaltenango, bajo la dirección del arquitecto Desiderio Scotti, una bella mansión de 40 habitaciones en estilo italiano a la que desde entonces se denomina como “Villa Lesbia”, en honor a doña Lesbia Cristiani Armendáriz, bella dama chiapaneca que después de enviudar de su primer matrimonio con don Felipe Carrascosa, acaudalado cafetalero, casó con un joven alemán de origen judío, don Hugo Fleischmann, quien llegó a Guatemala para trabajar como asistente de administración en un almacén de granos. Relatan sus descendientes que en la travesía marítima de Alemania a Guatemala, de por sí muy larga, don Hugo perdió el dinero que traía jugando póker con experimentados marineros, por lo que llegó a puerto sin un centavo. Don Hugo se radicó en Quetzaltenango en el año 1880, y con el tiempo fue comprando tierras que convirtió en fincas cafetaleras, volviéndose experto en este cultivo. Fue por ello que don Felipe Carrascosa, un hombre mayor, le recomendó a su joven esposa, doña Lesbia, que al faltar él buscara a don Hugo para que le asesorara en el manejo de las fincas que heredaría. Y así lo hizo la joven viuda, habiéndose enamorado y casado con don Hugo, con quien tuvo cuatro niños, y quien mandó a construir la Villa para doña Lesbia, en la que crecieron siete niños, tres de su primer matrimonio y cuatro del segundo.
En aquella época la zona cafetalera del suroccidente era muy prospera, y llegar a la Capital tomaba más de dos días en pésimos caminos, por lo que la mayoría de los finqueros se instalaron en Quetzaltenango, desde donde les quedaba cercano el puerto de Champerico para embarcar el café. Es interesante recordar que el nombre de este puerto viene del apellido de un francés que exportaba madera y cuya compañía se denominó Champer and Company, abreviado Champer&co.
Don Hugo Fleischmann fue por más de cincuenta años Cónsul ad honorem de Gran Bretaña, nombrado por la Reina Victoria. En aquella época había en Quetzaltenango además del consulado inglés, el español, el alemán y el francés. Hoy hay de México, de España, de Francia e Italia.
Cuando la caída del Presidente Estrada Cabrera, en 1920, el jefe político de Quetzaltenango, Coronel José Antonio Aguilar y su hijo fueron perseguidos por una turba para lincharlos, y a pesar de haber sido un reconocido enemigo de don Hugo, éste lo protegió dándole asilo en la Villa, a pesar que un consulado no tiene extraterritorialidad. La turba respetó a don Hugo y no fue sino hasta que el Coronel Aguilar y su hijo fueron trasladados a la cárcel cuando la turba los linchó.
Don Hugo falleció en 1957, y sus descendientes vendieron Villa Lesbia al Obispado de Quetzaltenango, siendo Obispo Monseñor Luis Manresa y Formosa, dedicándose el lugar a un seminario, por lo que hubo que eliminar las pinturas en los techos con querubines, bacos, venus y cupidos semidesnudos que adornaban frisos y cielos del edificio. Villa Lesbia es hoy un elegante restaurante y centro de convenciones muy apreciado y visitado por propios y visitantes extranjeros.