A esta altura del año, parece que la suma de fatigas por las cargas académicas, laborales y económicas, van teniendo efecto en todos. Gracias a Dios durante este tiempo, algunos tienen la oportunidad de descansar o cambiar de actividades. Esto les permite renovarse un poquito de todos estos cansancios. Pero independientemente de la reducción o exceso de trabajo durante este fin de año, vale la pena reflexionar sobre estos cansancios y hablar acerca de ellos con Dios.
En Guatemala hay una gran diversidad de lugares para ir unos días a descansar. Si usted tiene la oportunidad de hacerlo, hágalo; le caerá bien. Sin embargo, quiero invitarles a que mediten sobre esta frase: “vengan a mí, todos los que están cansados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré”, (Mt 11, 28-30). Hay que hacer el esfuerzo por un descanso espiritual. Este descanso espiritual ha de estar fundamentado en la oración, en ese diálogo íntimo de amor con el Creador.
Si hasta la fecha ha ido acumulando muchas cargas emocionales y no se ha desahogado, es tiempo de hacerlo, porque tarde o temprano estas cargas le pasarán factura. Las fatigas emocionales, tales como las dependencias afectivas, el maltrato psicológico sufrido en la familia, el acoso laboral, un duelo no asumido, entre otras, hay que compartirlas con algún profesional (sacerdote, pastor o psicólogo) para hacer catarsis. Es importante invertir un poco en nosotros mismos.
Haga memoria de sus cansancios. Por experiencia propia sé que hay días en los que ya no se aguanta el peso de los problemas de la vida y dan ganas de bajar la guardia y darse por vencido. Pero Aquél que me invita a venir a Él porque en Él encuentro alivio, está a mi lado, y me ayuda a levantarme para seguir en el camino de la vida. El requisito indispensable para que Jesús me libere de esas fatigas es tener fe. Le garantizo que si acude a Él con fe, en el momento menos pensado Jesús le liberará de ese montón de cargas que día a día le hunden más.
“Dios no se cansa ni se fatiga y su inteligencia es insondable. El da vigor al fatigado y al que no tiene fuerzas, energía”, (Is 40, 25-31). Continúe durante este tiempo que falta del año, tomando conciencia de sus cansancios y acuda a Dios para que le conforte. Hay que tener paciencia. A veces uno quisiera que el alivio de Jesús fuera automático, pero no. Él no es ningún brujo. Jesús escucha la voz de sus criaturas, luego ve si les conviene o no lo que le piden.
No olvide que el cansancio provoca mal genio, porque las defensas bajan demasiado. Entonces el cansado debe descansar. Si el cansado no descansa, cansará a otros, y éstos a otros, y así sucesivamente, hasta destruir por completo la armonía en la familia o en mi lugar de trabajo.
Para descansar bien y llenarse de buenas vibras, hay que tomar en cuenta a la familia, es decir, aquellas personas que con sus bromas y con sus chistes le provocan una sonrisa; le hacen ver la vida de otra manera. Rodéese también de buenos amigos y amigas.
Muchas personas pasan por su vida, pero sólo algunas se quedan. Algunas le buscaron por interés y le utilizaron para lograr sus fines; pero hay otras personas que llegan a su vida y se quedan para siempre. A esas personas hay que buscarlas para descansar. Pero el mejor amigo para descansar es Dios mismo. Déjese encontrar por Él.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.