Poco a poco el año 2019 está llegando a su final, y con él el cumplimiento o no de las metas propuestas al principio del año. Así como en esta última semana muchos estudiantes están en exámenes finales, así también usted puede hacer una pequeña evaluación sobre cómo ha sido su vida durante estos once meses.
Estoy casi seguro que le ha tocado enfrentar dificultades de todo tipo. De algunas se ha sobrepuesto, de otras está en proceso y de otras, no sabe aún qué hacer. Pero a pesar de todas las dificultades que tenga, nunca pierda la fe y la esperanza de que muy pronto verá la luz, muy pronto encontrará la salida del laberinto existencial.
Según Gevaert (2008), en la experiencia vital, el dolor, el sufrimiento y el mal constituyen sobre todo un escándalo, algo que hiere a la persona en su ser más profundo. Ante un niño que pasa hambre, ante la guerra o ante la muerte, el hombre normal es provocado en sus sentimientos y actitudes, y se enoja y se revela. Las realidades mencionadas por este autor desestabilizan emocionalmente a cualquier ser humano; y surge la pregunta ¿Por qué me pasa a mí esto? ¿Qué hice de malo? ¿Por qué la vida me arrebató a quien yo amaba?
Según Frankl (2003) la logoterapia intenta inducir al paciente a enfrentarse, aunque sólo sea por décimas de segundo, con lo que tanto teme, es decir, a desearlo paradójicamente, o aceptarlo por anticipado. De este modo, consigue al menos quitar al miedo de expectativa el viento que hinche sus velas. Lo que este autor recomienda es que, aún en las peores circunstancias, la persona pierda el miedo a lo que le tiene miedo y encuentre por lo menos una razón para continuar su camino en este camino de la vida.
A esta realidad descrita, hay que darle un sentido. Nada que nos pase, pasa por gusto. Todo tiene un sentido, aún las peores desgracias. “Quien siente su vida vacía de sentido, no solamente es desgraciado, sino apenas es capaz de sobrevivir”, (Einstein). “El hombre sólo puede sobrevivir cuando da una orientación a su vida. En cuanto una vida humana ya no trasciende más allá de sí misma, no tiene sentido permanecer con vida; más aún, sería imposible. Ésta fue la lección que aprendí en tres años en Auschwitz”, (Cfr. La voluntad de sentido, Frankl, 1994).
Por lo tanto, independientemente del tipo de problemas que tenga, no baje la guardia. Acuda también a Dios. Dentro de usted hay alguien, llamado Dios que siempre está con usted y jamás le abandona. Ore y suplique a Dios le conceda la fortaleza suficiente para no claudicar en su manera de asumir las tormentas económicas, emocionales y existenciales que le ha tocado vivir en el transcurso de estos meses.
Lo que en el presente es incomprensible, tarde o temprano será comprensible. La duda se convertirá en certeza, la oscuridad en luz. Por fin usted podrá ver con sus propios ojos lo que tanto soñó, lo que siempre le pidió a Dios. Pero hay que ser pacientes. No se desespere. La desesperanza no conduce a nada. Pero la esperanza puesta en usted y en Dios, son la clave para que en su vida se concretice lo que hasta con lágrimas le pedido al Dios de la vida.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.