La diferencia entre un niño y un adulto es… el precio de sus juguetes.
Mire a los hombres como niños y a las mujeres como niñas y les comprenderá mejor. Los conflictos sociales, los avances, la producción, las empresas, las familias… pueden ser explicados como conductas de niños, que están jugando.
Algunos juegan a policías y ladrones, otros a ser doctores, de tiendecita, de político, de soldado, a predicadores, a místicos, a cantantes. Hay veces que resulta ser un juego cruel, como se vive hoy en Bolivia, donde juegan los militares a tirar a matar.
Hay niños que se encuentran, de repente, como jefes de una gran empresa centenaria, la cual deshacen por su infantil administración. Príncipes que heredan el trono del rey, sin tener conciencia de cómo vive su pueblo. Presidentes jugando a malversar los fondos del Estado, a heredar el odio a otras naciones.
También existen adolescentes que juegan a papá y mamá. Un niño cuidando a otro niño. Familias disfuncionales por la falta de madurez, conocimiento y experiencia. Hay gente que nunca madura, dice el dicho.
En psicología se maneja la premisa de… “niño, padre del hombre”, que consiste en que para entender al hombre podemos analizar al niño. Usted puede encontrar niñerías en los adultos. Todo adulto fue niño alguna vez.
Las tres características principales de un niño son, el juego, la irresponsabilidad, el egoísmo extremo. Ahora observe y obsérvese que entre adultos todos juegan en sus quehaceres, tienen algún nivel de egoísmo malsano y algunas veces son irresponsables. Unas veces sí, otras veces no.
No es que sea malo jugar, lo que pasa es que la inconciencia de estar jugando hace en ocasiones mucho daño a los demás, incluso a sí mismos. En los juegos a veces se gana y a veces se pierde, hay que ser buen ganador y buen perdedor, pero al niño le cuesta aceptar que perdió.
Así es que, usted sea consciente de cuando esté jugando, no se tome a sí mismo tan en serio. Juegue, aprenda y diviértase cuando trabaja, cuando está en familia, cuando camina por este mundo. Cuando alguien le diga, “esto no es un juego”, dígase, “sí es un juego”.
Para finalizar, recuerde estas palabras de un niño de seis años antes de morir por las bombas en la guerra de Siria: “Voy a contarle a Dios todo lo que ustedes hacen…”
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “La vida es juego, juego, juego, solo que muy pocos lo saben”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo