Independientemente de los señalamientos y obstáculos que tres de las aspirantes han venido confrontando para inscribirse como candidatas a la presidencia de Guatemala, si logran superarlo, aún ya iniciada la campaña por los recursos a que puedan recurrir, y se formaliza su candidatura, todo apunta a la posibilidad de que, a la presidencia de Guatemala, puede llegar una mujer; esta posibilidad, es producto de varias percepciones, presunciones y supuestos que constituyen el comentario cotidiano. Históricamente, a Guatemala, la han gobernado hombres: civiles y militares, pero, que sepamos, ninguna mujer; no ha sido sino, en los últimos procesos electorales cuando surgen mujeres como aspirantes a ocupar la presidencia de la República. Ya tuvimos una Vice Presidente con los antecedentes de todos conocidos y donde, la protagonista, está pagando el cochinero que la llevó a dónde está y merece estar para pagar los elotes que, en sus buenos tiempos, se comió. Excluyendo los militares que nos gobernaron hasta octubre de 1944 y quienes, ya sea por la vía electoral o por golpe de Estado, ejercieron el poder, de 1954 en adelante, la presidencia la han ocupado hombres y, a partir de Vinicio Cerezo, todos han sido civiles. En el tiempo a que hemos hecho referencia, está excluida la década del 1944 a 1954 en la que ejercieron el poder, Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz Guzmán: unos de los pocos presidentes que llegaron y ejercieron la presidencia, con honradez y compromiso social; es precisamente por eso que, a esos diez años, en Guatemala, se le califica como Una Década de Primavera, en el país de la Eterna Dictadura.
Pecaríamos de parcialismo intencional, si no reconocemos que los militares, eventualmente, pudieron haber cometido algunas travesuras en materia de corrupción, pero nunca, al extremo de la podredumbre y el cochinero que se ha y se sigue experimentando en los últimos períodos electorales. Existe la opinión generalizada de que la corrupción en pequeña y mediana escala la encontramos, desmedidamente, a partir de Vinicio Cerezo, pero aumenta desbocadamente, hasta llegar a los escandalosos niveles alcanzados, en las dos últimas y la actual administración. Y es en lo comentado hasta aquí, donde encontramos la explicación de el por qué, en las próximas elecciones, si participan las tres mujeres que encabezan las encuestas, una de ellas, puede llegar a la presidencia para ejercer el poder presidencial, durante los próximos cuatro años. Es mucho lo que podría argumentarse en favor de esta apreciación y sería una tautología, seguir insistiendo en lo que, sobre el particular, se comenta cotidianamente: en familia, parques, restaurantes, la calle, la peluquería y hasta en las cantinas por no mencionar muchos lugares más. Existen otras muchas justificaciones y sobrados motivos que los corruptos nos proporcionan para respaldar el supuesto de que, frente al cansancio de la población, una mujer en la presidencia, es una alternativa, que se puede concretar.
Lo cierto es que hasta hoy, especialmente en las últimas contiendas electorales, partidos y candidatos, le siguen fallando a Guatemala: los partidos se han limitado a proponer un cambio de gobierno y no un cambio de régimen que es lo que se necesita; lo que Guatemala necesita, es un cambio de régimen y no un cambio de gobierno representado por personas que ofrecen más de lo mismo en el mejor de los casos, o empeorar la situación heredada del régimen que le antecede y esto, en gran medida, es producto de la comercialización de la política: la “selección” de candidatos, está sujeta a la ley de la oferta y la demanda; al amiguismo y al compadrazgo; a la colusión entre familiares; a muchos otros vicios pero casi nunca, en función de la capacidad, experiencia, honradez y transparencia de quienes proponen como candidatos; hay excepciones pero las encontramos poco en el desempeño ya estando en el cargo para el que han sido propuestos y llegan a ocupar. En cuanto a los candidatos, pues no son sino reflejo y consecuencia lógica, de lo que son los partidos. Por eso, lo que falta y mucho de lo que se podría agregar, es que sostenemos la hipótesis de que, si las tres mujeres que encabezan las encuestas, participan en el próximo proceso electoral, una de ellas, tiene posibilidad de alcanzar la presidencia y, si nó, las o la que quede, serán o será una fuerte competidora en las elecciones del próximo mes de junio. Los hombres han defraudado a Guatemala; a eso se debe que muchos guatemaltecos, cifran su esperanza en una mujer, para ver de qué cuero, salen más correas.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com