Es muy difícil no reaccionar. frente a la salida de LA CICIG de Guatemala; es muy difícil porque TRES DE CADA CUATRO GUATEMALTECOS, mediante distintos procedimientos de medición de la opinión ciudadana, la apoyan, la ven con reconocimiento y simpatía y reconocen el bien que, por medio de sus investigaciones, le deja a Guatemala; que corruptos y la insensatez gubernamental no lo comprenda, no se justifica pero sí, se explica: buscan eliminar cualquier intento de seguir investigando a los que, involucrados en la corrupción y la impunidad, pretenden seguir defraudando a Guatemala con la complicidad, indiferencia y hasta solapamiento de quienes, en lugar de defender el patrimonio del país, hechas las honrosas excepciones y al amparo del poder, se siguen enriqueciendo de manera, cada vez, menos disimulada por no decir más descarada. Efectivamente: 75% de la población guatemalteca, reprueba a los responsables de esta aberración jurídica que ignora los intereses nacionales y que, con acciones como estas, Guatemala se siente ofendida, defraudada y traicionada; así lo confirma la baja puntuación y casi de rechazo a la presidencia, la calificación que le otorga la última encuesta de opinión, publicada hace pocos días, por el periódico Prensa Libre. Por esto, mucho más que se podría agregar y refleja el sentir de guatemaltecos de bien y, en particular, recogiendo el sentimiento de ese 75%, es decir, de tres de cada cuatro guatemaltecos, presentamos a la CICIG, Iván Velásquez y equipo de profesionales que, con probada eficiencia y profesionalismo lo han acompañado, nuestras disculpas por el imperdonable agravio de que fueron objeto: Iván Velásquez con no haberle permitido el reingreso al país por un berrinche presidencial; a la CICIG y colaboradores y a los gobiernos de países donantes que también se vieron agraviados porque, a pesar de las oposiciones internas e internacionales que trataron de evitarlo, incluyendo la desobedecida resolución de la Corte de Constitucionalidad, en flagrante violación al marco jurídico y hasta de la constitución, se consumó el capricho presidencial de no renovar la permanencia de la CICIG, en Guatemala:. Así, paga el diablo a quien bien le sirve, dice un conocido refrán.
El gran pecado de la CICIG, fue investigar y denunciar la corrupción e impunidad (era su misión y trabajo; para eso la creó la ONU) , de quienes se consideran intocables y blindados por encontrarse, en el ejercicio del poder: unos están en prisión y al igual que éstos, otros están sujetos a proceso sin dejar de mencionar que el hijo y hermano del presidente, fueron absueltos del delito que se les adjudicaba dejando la duda de si en este caso, el accionar del juez, es o nó, un acto de impunidad. Son estas y muchas razones más que se pueden mencionar, las causas que respaldan la justificada preocupación de que, con la desaparición de la CICIG, pueda aumentar la corrupción y la impunidad. El trabajo que realiza la fiscalía no es malo, pero no cuenta con el personal y las estrategias de investigación utilizadas por la CICIG; además, la autonomía, independencia y solvencia moral en el trabajo desempeñado por la CICIG, impedía las presiones que, eventualmente, ejerce el oficialismo cupular, sobre instancias jurídicas que, impunemente, puedan derivar en favorecer a los corruptos investigados como los que presuntamente, se han publicado por los medios de comunicación.
Sandra Torres, al igual que el médico Alejandro Giammattei, como candidatos, que se sepa, nunca reconocieron, en su justa dimensión, el trabajo de la CICIG y, ninguno de los dos, ofrecían apoyar su permanencia en el país, como el pueblo lo deseaba esperaba. Giammattei, ya como presidente electo, ha mencionado otras alternativas que realicen el trabajo de la CICIG, con personal guatemalteco; de momento, puede ser la solución para que corruptos e impunes que imparten “justicia”, no sigan nadando como peces en el agua. Guatemala ha tenido y tiene profesionales que, por su honradez, capacidad y comprobada transparencia, pueden, por decirlo de alguna manera, ser una justa sustitución de la CICIG, pero, en este caso, integrada por profesionales probos, en el amplio sentido de la palabra; de que en Guatemala los hay, los hay, el trabajo es convencerlos y reconocer que ha sido la corrupción e impunidad que, en mucho, ha invadido a los tres poderes del Estado, lo que justifica se recurra a extranjeros y no a nacionales, que tienen la capacidad y el perfil que requiere combatir con rectitud, transparencia, independencia y capacidad profesional, la corrupción e impunidad imperante en Guatemala.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com