Desde el inicio de su gobierno el actual Presidente Alejandro Giammattei demostró su inclinación a una política gubernamental a favor del sector privado. No lo nego, eso por lo menos es algo a su favor. Los que votaron por él no creo que este sorpredidos por las decisiones tomadas. Eso sí, esta en deuda con dos promesas de campaña: Sacar al país del Parlamento Centroamericano y cerrar la SAAS.
Durante la pandemia el Presidente a demostrado muy claramente su inclinación por dañar la imagen del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. Acusaciones, demandas, dimes y diretes han sido peculiares durante los discursos. Lo peor fue pedir que fuera el IGSS el que cubriera los salarios de los trabajadores de las empresas privadas que decidian, con el aval presidencial, suspender los contratos laborales. Eso es como decir tomemos el dinero de los trabajadores, para pagar a los trabajadores, sin el más mínimo esfuerzo para la empresa privada.
La intención de la privatización no es nada nuevo, desde los años 90, con la propuesta del Consenso de Washington, los gobiernos de Latinoamérica se enfocaron en la venta de las empresas propiedad del Estado, a excepción de Costa Rica, que mantuvo varias, incluso la del aguardiente.
Guatemala vendió, entre otras, una de sus empresas exitosas, “Guatel”. Muchos afirman que gracias a esa venta hoy tenemos acceso al celular, a líneas telefónicas a un costo mucho más bajo que antes. Es verdad, a inicios de los 90, obtener una línea telefónica era bastante difícil, y el costo superaba los Q1 mil, solo por el derecho. Las cosas han cambiado, ahora no se paga por la línea, le regalan un aparato (a usted le hacen creer que se lo regalan), y hay muchas disponibles. Lo que no le han dicho es que antes de la venta Guatel invirtió millones de quetezales del Estado guatemalteco, sí, de sus impuestos, para la infraestructura que se requería en el crecimiento. Con los celulares, no es que la privatización los haya traido, esa era una tecnología que estaba lista para ser explotada comercialmente. Guatel pudo haber hecho exactamente lo mismo que Claro, a un menor precio, y las ganancias serían para las arcas nacionales, no dependeríamos de los impuestos y la deuda para salir adelante como país.
Con la energía eléctrica no se diga. El INDE produce, vende a bajo precio, y ENERGUATE lo vende a un precio exorbitante, fuera de la realidad de las comunidades, con el interés de empobrecer a la población, comprar sus tierras y explotar los minerales, (esto último es una tesis personal). Igual se invirtieron millones de quetzales, de los impuestos de los guatemaltecos, para contar con una infraestructura eléctrica, luego vino la empresa distribuidora, tomo esas ventajas, se apropio de ellas, y ahora vende la energía. Perdió nuevamente el pueblo de guatemala.
Algunos profesionales afirman que mejoro el servicio. Seguramente quienes lo afirman viven en el extranjero. El servicio que vende Claro es pésimo, se va la señal de internet, y nadie explica porqué, baja la intensidad, se pone lento, y de la misma manera, no pasa nada. El usuario no tiene consuelo de nada. Las colas para ir a reclamar son extensas, pero para vender un producto, no hay colas. Haga la prueba, vaya a una agencia de Claro, diga que va a comprar una línea o un celular, hay unos 5 o 10 agentes, depende el tamaño de la agencia, pero si es para cerrar una cuenta, hacer un reclamo, hay uno o dos, mal encarados, atienden lento, pero no es su culpa, la política de la empresa es que usted se desespere, decida dejarlo así, para otra oportunidad en la que tenga tiempo de esperar horas para ser atendido.
Con la energía eléctrica, es peor el servicio, se va, cuando a ellos les conviene, avisan que un día no habrá energía de las 6 de la mañana para las 14 horas, y les importa poco, si en su empresa tiene usted mercaderias perecederas que requieren regrigeración. Las tiendas de barrios, muy afectadas por cierto, pierden miles de quetzales en productos congelados, cada vez que cortan el servicio.
Ahora veamos el caso del IGSS, los que asisten a esta institución, algunos por cierto, no todos, se quejan, el servicio es malo, no hay medicamentos, las citas se prolongan por meses. Esto es verdad, así pasa. Pero nadie dice lo bueno de la institución. Una hemodialisis en el sector privado puede costar miles de quetzales, para los enfermos de los riñones, para una afiliado es gratis. Lo mismo una operación de alto riesgo, en el sector privado llega a tener un precio superior a los Q100 mil, para el afiliado es igual a cero. Un discapacitado recibe una cuota, dependiendo del nivel, así es la cuota, por supuesto que también tiene que ver el monto de lo aportado. Para los adultos mayores, es la única esperanza de vida, reciben medicamentos, cuyo valor es altísimo en las farmacias, atención médica y una jubilación.
Ahora pregunto: ¿Usted cree que en el sector privado le van a proporcionar todas estas ventajas, con un seguro? Ahorita sí, porqué estan en promoción, son pocos asegurados, pero con la cantidad de afiliados que maneja el IGSS, olvidese, el servicio va a ser exactamente el mismo, quizas peor, y usted como asegurado, en donde se queja, en el mismo lugar que por una mala atención en el sistema bancario, en donde, por cierto, la atención es muy mala, y los usuarios no tenemos la mínima esperanza de ser escuchados. El IGSS es un botín, y hay muchos que lo quieren en sus activos, cree usted que si fuera una mala institución se pelearían la propiedad.
El Instituto Guatemalteco de Seguridad Social no puede ser privatizado, por una razón muy sencilla, no es un activo del Estado, es una entidad autónoma propiedad de los trabajadores que hemos aportado las cuotas mes a mes, por el trabajo que hacemos. No es del sector privado, ya que las empresas pagan la cuota patronal, pero lo hacen sobre la nomina, por lo que se considera una prestación más para los trabajadores.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.