COYUNTURA POLÍTICA
“La precisión de los resultados de una encuesta, dependerá del error de muestreo, mismo que se puede calcular”.
Las encuestas cuantitativas, probablemente son las más conocidas y utilizadas, se emplean aplicando un cuestionario a una muestra aleatoria grande o pequeña, que debe ser representativa de la población estudiada, para garantizar que los estadísticos muestrales sean de utilidad para inferir los parámetros poblacionales, ya sea por medio de estimadores puntuales o intervalos de confianza. Ello implica por supuesto, minimizar el error observado de muestreo y otros posibles errores muestrales.
Para que una encuesta sea de calidad, es esencial que se cumpla con los siguientes requerimientos:
1. Preguntas bien formuladas, de acuerdo al contexto donde se llevará a cabo la encuesta, es decir, que sean claras, pertinentes, sin ambigüedades, no ofensivas y que no induzcan las respuestas.
2. Adecuada aplicación del cuestionario, donde se requiere que el encuestador sea imparcial y esté bien capacitado.
3. Elegir una técnica adecuada de muestreo, ya sea aleatorio o no aleatorio,
4. Calcular el tamaño de la muestra, de tal manera que sea realmente representativa de la población que se estudia.
Esos cuatro requerimientos, no son excluyentes.
Llevar a cabo encuestas sobre la base de muestreos tiene ventajas, de las que se pueden mencionar las más comunes:
1. Bajo costo,
2. Rapidez de obtención de los datos,
3. Rápida estandarización, procesamiento y análisis estadístico de los datos.
Tomando en cuenta, que la calidad de una encuesta depende sustancialmente de una muestra representativa, es importante tocar algunos tópicos sobre los tipos del muestreo aleatorio y no aleatorio.
Las muestras aleatorias o probabilísticas, se caracterizan por que todos los elementos de una población o universo, tienen la misma probabilidad de ser tomados en cuenta para la muestra. Dichos elementos se obtienen delimitando ciertas categorías de la población, por el cálculo del tamaño de la muestra y por la selección aleatoria de cada una de las unidades de la muestra.
Por ejemplo, si tenemos una población de tamaño N=100 personas y se desea tomar una muestra aleatoria de tamaño n=10, la manera más simple de tomarla es codificando a todos los elementos de la población desde 001 hasta 100. Seguidamente, hacemos papelitos numerándolos todos desde 001 hasta 100, luego los echamos en un frasco. Posteriormente, agitamos el frasco de tal manera que se mezclen bien los papelitos y procedemos a extraerlos uno a uno, procurando anotar el número de cada uno, hasta obtener un número igual a la muestra requerida. Algo importante, es que cada vez que se extraiga un papelito y se anote su número, debe regresarse al frasco, de tal manera que se respete el principio de que todos los elementos de una población tienen la misma probabilidad de ser tomados para la muestra. Para poblaciones muy grandes, esta técnica resulta poco práctica, por lo que debe emplearse como alternativa una tabla de números aleatorios o un ordenador con el software adecuado que lo hará en forma sencilla y rápida.
Se espera que los estadísticos muestrales, sean muy similares a los parámetros poblacionales, de tal manera que las inferencias que se realicen sean de utilidad para el estudio. La precisión dependerá del error de muestreo, que en este caso se puede calcular.
En cuanto al tamaño de la muestra, existe suficiente literatura y software que se puede consultar, para conocer los criterios y formulas estadísticas para calcularla.
En las muestras no aleatorias o no probabilísticas, la toma de los elementos no depende de la probabilidad, sino de criterios relacionados con los objetivos de la investigación o fines del investigador. Para la selección de una muestra de este tipo, no se requiere de procedimientos mecánicos (como hacer papelitos) o de fórmulas matemáticas, ya que la selección dependerá de las apreciaciones del equipo de investigación y por ello, se les denomina también muestras dirigidas. A diferencia del muestreo aleatorio, no se seleccionan elementos estadísticamente representativos de una población determinada, sino aquellos que se determine son casos típicos y útiles para el estudio o en los que el investigador prevé obtener abundancia de datos e información. La toma de la muestra entonces, no dependerá de que todos los elementos de la población tengan la misma probabilidad de ser tomados, sino de la decisión subjetiva del investigador o equipo de investigación. Por no ser muestras probabilísticas, no se puede calcular el error de muestreo, lo que las hace poco precisas y los resultados se limitan a la muestra por no poder generalizarse hacia la población.
Administrador público, economista, politólogo, abogado y notario, y profesor universitario.