Durante las últimas semanas los presidentes de los organismos Ejecutivo, Legislativo y Judicial se han reunido en dos o quizás más ocasiones. Primero en el palacio de justicia, luego en el Congreso. De estas citas únicamente se ha dicho que son reuniones de cortesía, eso es difícil de creer y aunque fuera verdad sería una desfachatez, pues el país tiene múltiples problemas a discutir por los máximos líderes.
En la agenda, por ejemplo, deberían plantear ideas sobre una solución a corto, mediano y largo plazo a la problemática del sistema penitenciario. ¿Qué leyes debe impulsar el congreso? ¿Cuál debiera ser el origen de los fondos para mejorar la infraestructura de las cárceles? Y ¿cómo disminuir los tiempos en los procesos judiciales y la prisión preventiva? Con estas pequeñas pero importantes interrogantes lograríamos llevar al país a un camino seguro, disminuyendo las extorsiones, secuestros y otros problemas que se originan en las penitenciarias.
Ah pero no, ellos se reúnen a almorzar y seguro a beber los mejores licores, pagados con los impuestos de los guatemaltecos. Porque el dinero para estas reuniones salió del presupuesto de la nación. No es justo que digan que fue una cortesía, es burla pensar que ellos discuten sobre su equipo de fútbol favorito, o sobre un libro de la editorial Planeta. No cabe duda que no hay respeto a la opinión pública por parte de estos presidentes. De seguro “algo están tramando”.
Pero peor aún es enterarnos por declaraciones del diputado Beltranena, que las reuniones van en la línea de buscar dar por finalizado el decreto ley que dio el aval a la CICIG. Eso solo alguien con un alto desconocimiento de la ley puede plantearlo. Y por otro lado, si ya sabemos que el 4 de septiembre finaliza el mandato, ¿Cuál es la prisa?
Para terminar de golpear la dignidad de los guatemaltecos se plantea el problema de la corte de Constitucionalidad. Los tres presidentes discuten sobre las decisiones contrarias que dictan los magistrados constitucionales, diferentes a la visión del «pacto de Corruptos», como si ese fuera un problema de nación. La ciudadanía le preocupa la inseguridad, falta de empleo, pobreza, desnutrición, entre otros. Los líderes de estos tres organismos con una visión limitada a sus necesidades hunden al país con sus acciones.
En las últimas horas se ha conocido el verdadero propósito de los almuerzos de cortesía, o por lo menos se tienen señales de que eso se discutió. El Presidente de la Corte Suprema de Justicia nombro a un allegado, íntimo del círculo del Presidente Jimmy Morales, Roberto Mota Bonilla, ex número dos de la Secretaría de Inteligencia del Gobierno, para que se encargara de la seguridad de los jueces. Lo que significa que ahora los juzgadores están en peligro, sobre todo aquellos que llevan casos de alto impacto, en los que algún familiar, amigo, financista o cercano a Jimmy Morales, pues el sabrá en donde están, ordenará, quizás dejarlos sin seguridad, o en último caso terminar con su vida.
Así funciona el llamado “Pacto de Corruptos”, ahora tiene amenazados a los jueces. Por lo que se cumple la sentencia: “NO HAY ALMUERZO GRATIS”
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.