PUNTUAL
La gente con escaso criterio y poco amor por Guatemala es fácil que se tome calenturas ajenas. No hay que caer en la provocación, mucho menos en la trampa. A muchos, aunque no parezca ni lo demuestren, les conviene un país en pedazos; a nosotros, los ciudadanos independientes, no.
La división y la confrontación es un modus vivendi que a muchos ingenuamente involucra y a pocos beneficia. Lo que está pasando en Guatemala debe verse como es: este no es un asunto de los que le van al presidente Jimmy Morales o los que respaldan a Iván Velásquez. Porque no se trata de quién es más fuerte o quién traga más pinole en seco.
Morales qué quiere demostrar, que parándose junto a un grupo de militares uniformados va a imponer autoridad. No señor. La autoridad no se impone ni se demuestra, se gana, y no se tiene que decir, es natural. Por el otro lado, el señor comisionado de la Cicig, aunque lo niegue, ya personalizó un clamor popular genuino de no más corrupción e impunidad. Cuando hay bandos no hay objetividad.
Esta lucha libre de quién da más piruetas o quién saca a quién, solo está causando divisiones innecesarias y confrontaciones. A los dos, si es que terminan su periodo y mandato, respectivamente, ya solo les queda un año. Pero el país aquí va a estar, y cada habitante: niños, jóvenes y adultos, lo asumirá en las condiciones que se lo dejen.
Ahora que el presidente no quiere dejar entrar a Velásquez al país, que el caso siga en la vía diplomática, no en la vía de las calles. Con salir a bloquear las carreteras no ayudan a nadie, por el contrario, solo afectan el bolsillo de todos.
Si como ciudadanos no somos sensatos, ahora que corresponde, y tomamos pasiones ajenas, temo, de verdad, que Guatemala se convierta en una Nicaragua o Venezuela. ¡Dios nos libre!
A mí, Jimmy e Iván me tienen sin cuidado, ellos se van a ir, lo que me preocupa es mi país. La corrupción no es un asunto de presidentes, es una cuestión de raíz que debe combatirse con educación y una cultura de transparencia que no es de un periodo, sino de generaciones.
Que Morales ya no quiera demostrar nada, porque lo que no pudo hacer jamás lo compensará, y que la Cicig acepte que su trabajo fue un aporte, pero que no dejen un peor costo social: polarización y fragmentación del país. Yo no estoy a favor de ningún lado, no conviene en lo mínimo, yo estoy a favor de una Guatemala en paz y sin confrontaciones.
Estos personajes, protagonistas de la coyuntura y de los memes, no son eternos, pero el país y sus habitantes aquí seguiremos.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.