No creo equivocarme al suponer que frente a los atropellos jurídico-políticos que han venido rodeando el actual proceso electoral por parte de las instancias gubernamentales en turno o, para decirlo de otra manera, por parte de los corruptos que nos gobiernan y toman las decisiones sobre el particular, no hayan pensado o estén pensando en un PLAN B para la hora de emitir su voto. Mucho se ha escrito y opinado con temas relacionados con las votaciones programadas para el 16 de junio en curso; insistir en ello, sería perder el tiempo pues las decisiones y todo lo que se relaciona con este evento electoral, ya han sido tomadas por quienes tienen la sartén por el mango, decisiones que, por cierto, en todo y por todo son, y en mucho, poco afortunadas: limitan en gran medida la posibilidad de tener un proceso electoral transparente, e imitan al avestruz: esconden las corruptas e ilegalidades que muchos críticos, noticias y columnistas han venido señalando, pero dejan al descubierto la ilegal estrategia de los corruptos que, desde el ejercicio del poder, están manoseando el marco legal a su propia conveniencia e intereses que representan y defienden. Con esta nueva experiencia electoral, se cumple la doble definición que, en anteriores comentarios, hemos destacado. En este caso, se está aplicando la definición de derecho, como la aplican los corruptos, y no como la definición formal: DERECHO ES LA VOLUNTAD DE QUIENES EJERCEN EL PODER, CONVERTIDA EN LEY. Y Esta es la definición que le viene, como anillo al dedo, al pacto de corruptos que, desde el congreso, pretenden legislar a su conveniencia y por encima de todo principio jurídico, político y social, como está ampliamente comentado.
Sería largo referir las razones que, en lo personal, justifican los motivos de transferir mi voto, de una, a otro destinatario; prefiero reducirlas a dos máximas que la respaldan; una: “quien olvida la historia, se expone a repetirla y otra: “de los arrepentidos, se sirve Dios”. En primer lugar, debo aclarar que esta transferencia, de momento, se orienta hacia la candidatura presidencial y reservo mi voto para diputados y alcalde por Quetzaltenango; ello dependerá del acontecer, de aquí, al día de las elecciones. En el caso de la elección presidencial, solo invoco el antecedente histórico de que, exceptuando la década de 1944 a 1954 (gobiernos de Arévalo y Arbenz), ¿dónde están los avances tangibles en lo económico, político y social recibidos por Guatemala y los guatemaltecos?; los retrocesos son evidentes y la prueba, la tenemos en la crisis de la administración que está por concluir encabezadas por corruptos que, con honrosas excepciones, gobiernan Guatemala; para muestra, basta un botón: el pacto de corruptos y quienes los patrocinan y secundan. En cuanto a diputados y alcalde, ni que decir; basta también, una miradita al acontecer histórico y lo que han hecho para explicar la lamentable situación en que se encuentra nuestro municipio y la que ha llevado a Quetzaltenango, por parte de quienes mal han desempeñado el encargo que la sociedad, les han encomendado en el ejercicio legislativo, y municipal. Sería injusto no reconocer que aquí, particularmente, también hay excepciones: basta recordar a los mártires del entonces presidente Carrera, como a alcaldes como el Dr. Fuentes Castillo y don Chepito Castillo Barrios (entre otros ilustres alcaldes) de la época en que los cargos, se desempeñaban ad-honorem, no con dietas y haciendo sesiones a granel, con deméritos resultados que están a la vista.
La posibilidad de anular el voto, está siendo abordada por muchos ciudadanos en general y por la prensa y comentaristas en particular; encontramos opiniones en favor y en contra de que el voto sea anulado. Independientemente de sus argumentos que pueden ser respetables o no y lo que no necesariamente, significa dar la razón a alguien en particular; lo cierto es que hay muchas dudas frente al proceso electoral en Guatemala. Existe mucha confusión por parte de las instancias que directa, o indirectamente, tienen a su cargo la organización del proceso electoral; mucho de ello, genera suspicacia, la suspicacia genera desconfianza, la desconfianza se está adueñando del potencial de electores y el resultado, puede generar un alto grado de abstención participativa o lo que no pocos, están promoviendo: la anulación del voto en las próximas elecciones.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com