¿Sabía usted que la mente inconsciente ocupa un 95 %? Por ejemplo, usted conduce un auto en un viaje largo, y va platicando con los pasajeros. Al llegar a su destino no recuerda cómo operó los controles del carro, pero sí recuerda la conversación, por lo tanto su inconsciente fue el que condujo. El inconsciente algún día fue consciente, y usted fue quien lo programó o permitió ser programado. Ahora, en el transcurso del día opera en un 5 %, y el resto lo hace a nivel piloto automático.
Dese cuenta que si recibe un bombardeo de “toma cerveza”, al final del día tiene un impulso de “una mi cervecita”. Percátese que cada vez que se acerca al éxito, sutilmente recuerda que de niño le decían “no lo mereces”, y usted mismo se sabotea. En sus estudios falla, porque allá en el fondo hay instalado un comando que dice “a ti no se te queda nada”.
La mente tiene mucho poder. Hay batallas que ha perdido, incluso antes de haberlas iniciado, porque pensó que estaba vencido, y por tal lo estaba. Ahora piense que puede, y podrá.
Para salir de la programación desfavorable lo primero que tiene que hacer es detectarla, para ello debe estar atento a su sentir y actuar. Luego expresar en palabras la redacción de ese comando. Y seguidamente reemplazarla por una nueva orden positiva. Por ejemplo, si detecta que está condicionado para verse desagradable, repita constantemente “soy un ser amable, soy alguien que se puede amar”, y comience a comportarse afectuosamente.
Si su programación es constante, y más cuando está consciente, por lo tanto programase benéficamente, con frases positivas como “soy un triunfador, estoy feliz, me amo a mí mismo y amo a los demás…”.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione, “¡despierta, despierta… estás programado, si sufres es porque estás mal programado!”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo