Libertad es “la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Estado o condición de quien no es esclavo. Estado de quien no está preso. Facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres”, (RAE).
La libertad es una fuerza transformadora, lo cual significa que sí podemos actuar procurando que las situaciones progresivamente sean favorables a los propósitos de caca quien. La verdadera libertad debe transformarnos, hacernos mejores personas; caso contrario no es libertad.
Una de las características principales de la libertad es la “autonomía”, del griego “autos”, “sí mismo”; y de “nomos”, “norma” o “ley”. Cada uno tiene la posibilidad de elegir el comportamiento que quiere seguir; tiene la capacidad de ser autónomo.Vivir autónomamente implica estar en relación con los valores de una sociedad y de la humanidad en general.La autonomía es pensar qué valor tiene aquello que se desea realizar, ( (Sagols y Linares 2012).Es la capacidad de darse a sí mismo la ley ética desde la propia razón (Kant).
El autor antes citado afirma que otra característica de la libertad es la “heteronomía”, es decir, el ser refiere al ser gobernado por lo que dictan otros o las tradiciones sociales, cayendo en un comportamiento mecánico o sumiso que aceptar las circunstancias dadas sin cuestionamiento y valoración propia.Se cae en la heteronomía cuando se asumen normas de conducta sin haberlas analizado y se aceptan acrítica o irreflexivamente. Ejemplo: seguir las modas de consumo que dicta la publicidad o dejarse llevar por la inercia de la tradición o del decir común sin cuestionar su origen y su valor.
Libertad consiste en elegir y tomar decisiones respecto del propio ser y de las distintas circunstancias de la vida.La responsabilidad es la culminación de la libertad. El ser humano debe ser capaz de responder por sus actos y por sus consecuencias; sobre todo, debe responder ante sí mismo y ante otros por su humanización y por el sentido que haya dado a la vida. El ser humano es realmente libre cuando puede responder por sus actos, cuando asume sus consecuencias, (Sagols y Linares 2012).
La libertad es una virtud esencial para todos los seres humanos, quienes tenemos el reto de educarnos cada día más en esta virtud. En más de alguna ocasión se cree que “libertad” es hacer lo que “yo” considere correcto, o bien hacer lo que a uno se le antoje. Pero la libertad nada tiene que ver con esta forma de pensar. Hay miles de personas que sucumben en los vicios del alcohol, el cigarro, las drogas y el sexo. Creen erróneamente que eso es ser libre. Pero no. Asumir una actitud como esta es convertirse en esclavo de nuestras pasiones.
La primera educadora en la libertad es la familia. Es ahí en donde se aprende a ser libre. Pero los mismos niños y jóvenes deben estar conscientes de la necesidad de formarse en la libertad, por lo tanto deben dejarse moldear por su padres. Lamentablemente muchas personas, lo que menos quieren es que los padres se metan en su vidas. Lo ven como una intromisión.
En conclusión pidámosle a Dios que nos conceda la gracia de vivir esta vida con libertad, autonomía y responsabilidad. Cuando se es plenamente libre, se es feliz. La felicidad es una consecuencia de un uso racional de la libertad.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.