Por necesidad tuve que ir a buscar un medicamento a una de las farmacias más reconocidas en la ciudad. Tres cosas llamaron inmediatamente mi atención. Había una cola impresionante, unas sesenta personas de todos los estratos sociales en busca de medicamento, la razón de que haya tantos clientes a la espera de ser atendidos es el precio, bastante bajo en comparación a otras farmacias. Segundo en esta farmacia venden a un precio bajo medicamentos, distintos a los de la receta, en relación al nombre pero con la misma formula o componente químico. Pero mi sorpresa fue mayor al leer un anuncio escrito sobre una vinílica de color rojo, con letras grandes, en las que la institución advertía a los clientes que estaban siendo obligados por las empresas que proveen los medicamentos para vender a un precio mucho más alto del que ellos comúnmente lo hacen.
Las empresas farmacéuticas establecen un precio sugerido, que va entre un 30 y 40% sobre el precio de costo. La farmacia que visité por ser de tipo social vende un 20 o 25% por abajo del precio (estos valores son estimados). Lo que significa que sí un usuario va a una farmacia y le venden en Q100 quetzales, en esta farmacia social encuentra el mismo medicamento a Q75, este es un gran ahorro, sobre todo para las personas de escasos recursos. Pero ahora según informan, las empresas proveedoras les piden que vendan a Q100, para que las otras farmacias no se vean afectadas.
Diversos casos se han descubierto en relación al precio que venden las farmacéuticas al gobierno por medio del Ministerio de Salud Publica o a través del Instituto de Seguridad Social. Una pastilla que tiene un precio real de diez centavos, se vende al gobierno en uno o dos quetzales. Este hecho aunque pareciera que es legal, porque a cumplido todos los tramites para serlo, no es ético y mucho menos moral.
El gobierno ha sido incapaz, claro por los compromisos que asumió con los farmacéuticos que financian las campañas electorales, de controlar los precios de los medicamentos. ¿Por qué en el sur de México se compran medicamentos hasta un 75% más barato que en Guatemala? La respuesta es clara, la salud de los ciudadanos le importa muy poco a quienes gobiernan, porque es un gran negocio para ellos y para los dignos empresarios.
Pero el ataque a instituciones como la farmacia que les menciono es implacable, hasta la Superintendencia de Administración Tributaria ha sido parte de esta guerra. Hace algunos años conocí el caso en el que los auditores de esta institución obligaron a la entidad a convertirse en una sociedad mercantil y pagar impuestos, situación que no es legal, ya que por ser una entidad no lucrativa debía estar fuera del pago, ha, pero como no convenía a los intereses de los grandes farmacéuticos guatemaltecos, se busco la forma de afectar y lo lograron. Este es un claro ejemplo de la cooptación del Estado. La empresa privada, por supuesto la grande, paga o financia a los partidos políticos para mantener estos y otros beneficios.
No solo son los contratos por compra de medicamentos, es la estructura completa del Estado a favor de estas empresas, la ganancia. El candidato que tenga un plan para beneficiar en estos aspectos y en los servicios de salud de calidad merecerá el voto, siempre y cuando sea confiable su actitud y no tenga vínculos con empresas farmacéuticas o laboratorios.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.