El Presidente de Guatemala General José María Orellana no pudo completar el periodo presidencial para el cual fue electo, pues murió en el Hotel Manchén, en la Antigua Guatemala, el 26 de septiembre de 1926. Inmediatamente, como era costumbre en estos casos, el primer designado, General Lázaro Chacón, asumió el poder de forma provisional; luego vino el proceso eleccionario y ganó las elecciones, aunque su opositor, el General Jorge Ubico, reclamó fraude argumentando que Chacón había utilizado en su campaña proselitista recursos del Estado.
El gobierno del General Lázaro Chacón fue acusado de corrupción, lo que dio causa a que un grupo de Coroneles, liderados por el Coronel Marciano Casado, a la sazón Jefe Político de Quetzaltenango, iniciaran un alzamiento al que se ha denominado como la “Revolución de los Coroneles”, pues estuvo respaldada por el Coronel Fernando Morales, Jefe Político de Suchitepéquez, y por el Coronel Baudilio Santos, quien se encontraba en Salamá y había sido Comandante de Armas de la Ciudad Capital.
La Municipalidad de Quetzaltenango realizó una sesión extraordinaria a las 8 de la noche del día sábado 29 de enero de 1929 al enterarse el Alcalde de la Ciudad Don Ignacio Sáenz que al día siguiente por la tarde la Ciudad sería atacada por el ejército leal al Presidente Chacón, invasión dirigida desde Totonicapán por su Jefe Político, General Juan Moscoso y por los Jefes de Operaciones de las fuerzas del Supremo Gobierno, Generales Margarito Ariza y Federico Aguilar, acantonados en Totonicapán, quienes enviaron mensaje al Alcalde de Quetzaltenango que según el acta de la Municipalidad de Quetzaltenango de ése sábado reza lo siguiente: “ […] con el objeto de evitar un inútil derramamiento de sangre entre ambas fuerzas y por el cariño que le tiene a Quetzaltenango, el Jefe Político de Totonicapán desea que la Municipalidad quetzalteca sirva de intermediaria entre él y el jefe de la revolución; pero que si a esta hora del día de mañana no se hizo arreglo, marchará sobre esta plaza, -indicando también-: […] que como es sabido, la revolución no cuenta con la opinión pública pues solamente se ha pronunciado el señor Jefe Político Coronel Marciano Casado, sin que el pueblo haya tomado participación alguna. Puesto el asunto a discusión se acordó que se invite al Honorable Cuerpo Diplomático acreditado en la Ciudad para que concurra a Palacio Municipal con el objeto de estudiar la mejor forma de intervenir y mediar en los momentos difíciles porque se atraviesa”.
Al día siguiente, domingo 30 de enero se informa: ”Los Cónsules y personajes importantes de la Ciudad conferenciaron en Totonicapán largamente con el Comandante de Armas General Moscoso y el Jefe de Operaciones de las fuerzas del Supremo Gobierno, General don Margarito Ariza y general don Federico Aguilar quienes manifestaron que aunque las órdenes que tienen para avanzar sobre esta plaza son terminantes, por lo menos darán tregua para que el supremo Gobierno resuelva lo que estime conveniente”.
El Coronel Marciano Casado puso como condiciones para su rendición: 1. Que se le garantice a él y sus correligionarios militares la vida; 2. que el Presidente de la Republica haga un cambio completo de su Gabinete y, 3. que se restablezca el orden Constitucional. En vista de la dificultad para aceptar las condiciones, se promovió otra conferencia con las fuerzas leales del gobierno “para ver si es posible conseguir de ellos que, en caso de ser inevitable el combate, éste se efectúe en campo raso, pues sabido es de todos que la opinión popular no respalda ni podría respaldar nunca tan descabellado movimiento”.
La comisión nombrada con los Cónsules se entrevistó nuevamente con el General Ariza, luego de lo cual se informó que “la plaza ocupada por las fuerzas revolucionarias la han evacuado, debido en parte a la actitud del heroico pueblo de Quetzaltenango y a las gestiones de este Concejo”, concluyendo el alzamiento en Quetzaltenango, habiendo huido a México el Coronel Casado. Hubo, eso sí, un bombardeo aéreo sobre el rio Sis, lugar en que se dio un enfrentamiento armado, muriendo en acción el Coronel Eugenio Contreras Godoy, asistente del Coronel Morales. Más tarde fueron fusilados otros cabecillas del movimiento, entre ellos Benedicto Leonardo Wenceslao Galeno, Federico de la Peña y Reginaldo Galeno (ellos en Salamá) también fueron fusilados Manuel y Calixto Monteagudo, Fermín Cervantes y Rogelio Alonso en Coatepeque, y Baudilio Santos y Fernando Morales y Carlos de León Regil en Mazatenango.
El Coronel Casado retornó a Guatemala durante el Gobierno del General Jorge Ubico, ocupando los cargos de Director General de Aduanas, Director de la Policía Nacional y Secretario Privado de la Presidencia. En noviembre de 1951 salió al exilio luego de participar en un intento fallido para derrocar al Presidente Juan José Arévalo.