Por una disposición arbitraria del presidente de la República de Guatemala, la CICIG terminará su mandato en Guatemala el 3 de septiembre del presente año, lo que es motivo de alegría para muchos funcionarios, empresarios y ciudadanos que se vieron afectados con el trabajo de la Comisión Contra la Impunidad; esto quizá porque la corrupción se había vuelto algo tan cotidiano y común que se practicaba descaradamente sin que nadie se atreviera a decir nada.
Cuando nombraron al comisionado Iván Velásquez para dirigir la CICIG, se dio un cambio no solo en el enfoque que se le dio a las investigaciones respecto a las estructuras que afectaban directamente los fondos públicos, sino a ponerle nombre y apellido a la corrupción, se les quitó la máscara a muchos funcionarios que alardeaban que su fortuna la hicieron a base de trabajo cuando en realidad su fortuna la habían obtenido saqueando al Estado, se puso de manifiesto y al descubierto que Guatemala esta cooptada no solo por una estructura sino por muchas que a su vez se convierten en una megestructura que impide que los ciudadanos honrados puedan desarrollar y desenvolverse libremente trayendo como consecuencia que en verdad los más necesitados vean nula la posibilidad de salir de la pobreza.
Las mismas estructuras lograron unirse para cooptar todas las instituciones del Estado y confabuladas decidieron cancelar una institución que es considerada uno de los mecanismos más exitosos para combatir la corrupción y el crimen organizado cuyo pecado más grande fue atacar el financiamiento electoral y denominarlo el origen de la corrupción.
A algunos guatemaltecos les gustará que desaparezca la CICIG por que creen que de esa manera todo volverá a ser como antes donde se podía actuar con total y absoluta impunidad sin temor a ser perseguidos penalmente, y lejos de ello, fuera de todas las capacidades técnicas la herencia más importante que la CICIG le ha dejado a Guatemala es el que los guatemaltecos tengamos el valor de denunciar y de luchar por un mejor país desde los diferentes espacios en que nos desenvolvemos.
Es increíble que una ex fiscal como Telma Aldana que fue nombrada por el presidente de ese momento, haya tenido el valor de estar del lado correcto de la historia y poner de rodillas a las estructuras de corrupción hasta las últimas consecuencias, lo cual fue posible gracias al apoyo y respaldo de la CICIG y la conciencia que fue creando en cada uno de los funcionarios con los que trabajo.
Es por ello que estoy segura que, en cada institución como el Ministerio Púbico, Contraloría General de Cuentas, SIB, Organismos Judicial, Policía Nacional Civil, entre otras hay funcionarios honestos en los cuales gracias a la CICIG quedó sembrada la semilla de hacer las cosas bien y que tarde o temprano esa semilla florecerá y dará sus frutos para una Guatemala distinta. Gracias a la CICIG, al comisionado y sus investigadores, técnicos y abogados nacionales, y, colombianos, chilenos, argentinos, uruguayos y de otras nacionalidades por su apoyo y sembrar en los guatemaltecos la esperanza de la verdad, la justicia y la igualdad, la historia y las futuras generaciones se los agradecerán.