Siempre afirmo que la vida es uno de los dones más maravillosos que Dios nos ha dado. La vida es un don que se nos da para vivirlo bien y ponerlo al servicio de los demás. Esta misma vida, a veces, nos ubica ante callejones “aparentemente” sin salida, ante laberintos en donde, encontrar la salida, es un dolor de cabeza. Sin embargo, estoy plenamente seguro, que esas tormentas fuertes que nos zarandean hacia todos lados, es por alguna razón.
Según el principio de “razón suficiente”, todo tiene una razón de ser. Las pruebas diversas, las preocupaciones, las ausencias de nuestros seres queridos, la crisis económicas, afectivas y de toda índole, tienen un motivo oculto que en el presente no se ve. Cuando se devela el motivo oculto, uno entiende que detrás de todo estaba Dios.
Considero que nuestro mayor reto es “ser felices” aún en las pruebas.Según el diccionario, la felicidad es un estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien; es satisfacción, gusto. Pero,cuando se sufre a nivel personal, familiar o bien escucha o lee las noticias, se da cuenta que el ser humano sigue autodestruyéndose así mismo, y que el sufrimiento es el pan de cada día. Es triste que algunos seres humanos estén usando los dones y la inteligencia que Dios les ha dado para hacerse daño y para hacer daño a los demás.
Ante este panorama adverso, pareciera que ser feliz es una utopía. Pero no, porque todos podemos ser felices, aún en las peores circunstancias de la vida. La felicidad está en su interior. La felicidad no está en los objetos en sí mismos, ni en las metas en sí mismas. Porque alguien puede graduarse de alguna profesión hoy, o puede obtener un premio, pero su infelicidad le brota por los poros. Sin embargo, hay personas que han perdido todo, tienen una gran cantidad de problemas, pero reflejan una paz y serenidad indescriptible. Y es que la felicidad, es una decisión personal. Es uno quien la elige.
Esta decisión personal se tiene que hacer hoy. Hoy es el momento para disfrutar el viaje de la vida, hoy es el momento para expresarle a los demás que los amamos, hoy es el momento para perdonar a quien nos ha ofendido, hoy es el momento para hacer la llamada que siempre he pospuesto, hoy es el momento para tomarme el café con mis amigos. Estos pequeños detalles son los que nos hacen felices, porque le dan sentido y sabor a nuestra vida. El poeta Runbeck dijo: “la felicidad no es una estación a la cual hay que llegar, sino una manera de viajar”.
Que las equivocaciones no nos hagan personas infelices. Todos los seres humanos nos equivocamos, y no somos moneditas de oro para caerle bien a todo el mundo. Hay que aceptar que seremos criticados por nuestros familiares, por nuestros compañeros de trabajo, por nuestros alumnos, por nuestros jefes o superiores. El ideal sería que, lo que nos les gusta nos lo digan en la cara, pero no tienen el valor. La hipocresía prefiere utilizar el papel o los medios electrónicos, para hacernos daño. Pero pídale a Dios la gracia de que ningún comentario negativo le arrebate esa felicidad que ha sido inscrita en nuestros corazones desde nuestra concepción. Dice el gran filósofo alemán Friedrich Hegel: “tenga el valor de equivocarse”.
No busque la felicidad en el poder o en el dinero. Estos factores externos no proveen la estabilidad emocional. El sentirse bien consigo mismo, con sus semejantes y con Dios, no dependen de esos factores. Con el dinero no puede comprar la felicidad. Por eso tiene que empezar a dar los primeros pasos. Porque, la única persona responsable de cambiar sus actitudes y pensamientos, es usted misma.
La felicidad es paz, tranquilidad; es disfrutar positivamente los pequeños detalles de la vida las 24 horas del día. Ya sea con sol o con lluvia, con tormentas o calma, con tristezas y alegrías, con aciertos y desaciertos, sea feliz.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.