La miel de mis buenas intenciones, se convierte en hiel.
Una pareja con pocos meses de casada de pronto están súper enojados, tanto que están hablando de divorcio. Resulta que el esposo estalló en furia diciendo: “Estoy harto de comer hierbas los domingos, no me gustan”. La esposa está sumamente sorprendida, ella estaba convencida de que le encantaban, pues una vez de visita en la casa de la suegra, él había alabado esas mismas hierbas, por lo tanto con buenas intenciones, se las hacía con cariño.
El esposo por mantener la paz había tolerado ya muchas veces este plato, se lo había comido y hasta sonreído. Ella al preguntarle le dijo, que lo había dicho para no hacer sentir mal a su suegra, pero que realmente no le gustaban. Un gran pleito por un pequeño mal entendido.
Otro caso es de dos hermanos que compartían la misma habitación, todas las noches el menor tocaba la guitarra cuando el mayor se encontraba ya durmiendo. El mayor por mantener la paz, aguantaba el sonido desagradable para él, permaneciendo callado. Pensaba para sí, mejor me reservo mi molestia para no enojarnos, y así mantener la armonía entre hermanos.
El hermano menor pensaba que el sonido de su guitarra era agradable para su hermano y que le ayudaba a dormir. Una noche se arma el follón, el hermano mayor se levanta furioso, que casi le revienta la guitarra en la cabeza a su hermano diciéndole: “Estoy cansado de esa bulla” El hermano menor piensa que semejante actitud está fuera de razón.
La miel de sus buenas intenciones se convirtió en hiel. Por estarse aguantando, con buenas intenciones, se cargaron tanto que reventaron más fuertemente. Si el hermano le hubiera hablado que eso era desagradable, es muy probable que no hubieran llegado tan mal. Y en el primer caso, si el esposo hubiera sido sincero en comunicar que no le gustaban las hierbas, no estarían hablando de divorcio.
La comunicación es clave para mantener la buena armonía en convivientes, principalmente la pareja. Es más fácil comunicar las cosas positivas, pero no las negativas. Sin embargo los disgustos, las diferencias de criterio, las inconformidades, también se tienen que comunicar. Y eso no significa que no se amen, significa que solo que son diferentes en eso.
La comunicación es difícil, más cuando está llena de supuestos, de interpretaciones erróneas, de no escucha, de pequeñas venganzas, de mal manejo de emociones. Muchas parejas rápidamente enlazan una inconformidad de su cónyuge conque “no me quiere”, una mala cara conque “ya se cansó de mí”, un silencio conque, “ya no le gusto”.
Las parejas deben esforzarse por superar estas barreras, dialogar para realmente tener algo en común en las mentes. Ir ajustándose a la realidad desde esa idealización que tienen de sí mismos, del otro y de la relación.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Prefiero herirte con la verdad a matarte con la mentira”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo