De 1921 a 2018, 97 años, y vamos de mal en peor. Volver a los años en que las libertades eran mínimas, aquellos días en que los estudiantes desfilaban por las calles, sin capucha, de cara al sol, de frente a la realidad, denunciando las barbaridades de los gobiernos de la época.
Sin que nada haya cambiado, seguimos bajo el mismo régimen corrupto, las mismas familias, los mismos apellidos, diferentes servidores o sirvientes, diputados, presidente, ministros, alcaldes concejales, etc.
Cuando el premio nobel Miguel Ángel Asturias, Alfredo Valle, David Vela, José Barcárcel y Jose Castañeda escribieron el himno de todo estudiante sancarlista, allá por el año 1921, cien años después de la supuesta y mal llamada independencia, las condiciones políticas y económicas de nuestro país tenían matices muy particulares, descritos con magistral destreza en la letra de la canción, por ejemplo: “Sobre los hediondos males de la patria, arrojad flores, ya que no sois liberales ni menos conservadores: malos bichos sin conciencia que la apresan en sus dientes y la chupan inclementes la fuerza de su existencia”. Esta estrofa relata que en aquellos años los liberales y los conservadores tenían en sus manos el poder, a tal grado que sus decisiones se constituían en políticas de Estado, así también la riqueza del país se la devoran, tal vampiro que chupa gota a gota la sangre.
97 años después es prudente preguntar: ¿Ha cambiado la situación? ¿Es hoy mejor que ayer? Sin temor a equivocarme, me atrevo a decir que está igual, o peor la situación política y económica, solamente se han modernizado algunos conceptos, por ejemplo: hoy son los neoliberales los que tienen a Guatemala entre los dientes y la chupan inclementes. Liberas y conservadores se disputan el botín en 2018.
Si analizamos otra estrofa de tan maravilloso himno nos encontramos con una descripción inequívoca de lo que hoy día a día vivimos en nuestra maltratada, ultrajada y exprimida Guatemala, leamos: “Patria, palabrota añeja por los largos explotada; hoy la patria es una vieja que está desacreditada. No vale ni cuatro reales en este país de traidores; la venden los liberales como los conservadores”.
Toda una realidad de ayer, y sin cambiar nada hoy, descrita en La Chalana, pero hoy más que nunca hay traidores que la cantan con orgullo, estudiantes y profesionales, “largos”, como lo dice la canción; hoy, corruptos, enquistados en las asociaciones estudiantiles y de docentes, quienes velan por intereses oscuros, que luego se incorporan a partidos políticos, liderados por liberales y conservadores, que venden la patria cuando están en el poder. Para muestra observemos a concejales, diputados, ministros y miembros del gobierno, que han pasado por las aulas de la tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, y se olvidaron del pueblo, robando y saqueando las arcas, engañando.
Sin embargo, a pesar de la existencia de malos “sancarlistas”, son más los que trabajan y se esmeran por mantener el prestigio mundial que se han ganado durante sus 342 años de existencia.
La Huelga de Dolores es la máxima expresión de estudiantes y profesionales que luchan porque la denuncia sea escuchada por toda la población guatemalteca, y a pesar del daño que los enemigos quieren hacerle, es difícil pensar en una universidad sin pensamiento critico, por lo que la vida de la huelga está garantizada.
Esta maravillosa canción, himno de la “Huelga de Dolores”, tiene vigencia hoy, porque los males de la patria siguen siendo los mismos, con diferentes actores, seguramente con mayores daños. Desafortunadamente no hemos sido capaces de mejorar la situación política, económica y social del país; quedará en los estudiantes de hoy la responsabilidad de construir una Guatemala mejor.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.