Mucho se ha y sigue hablando sobre el Parlamento Centro Americano –PARLACEN- y lo inoperante que ha sido y sigue siendo, desde su surgimiento, hasta la fecha; esta presumible o certera apreciación, la comparte el próximo presidente según declaraciones a él atribuidas en distintos medios de comunicación; es más, según los mismos medios, está condicionando la permanencia Guatemala en esta institución, a que se señalen y definan, convincentemente, los resultados y beneficios que deriven de su existencia.
Esta apreciación, la tuvo el gobierno de Costa Rica hace algún tiempo y prueba de ello, es que se retiró y actualmente, no forma parte del PARLACEN. En abono a esta primera reflexión, basta preguntarnos ¿en dónde están los resultados y beneficios para la región Centro Americana en general y/o Guatemala en lo particular?; sería saludable conocer al menos una acción de trascendencia y alto impacto: ¡ha!, pero los diz que “parlamentarios”, ganan bien y cobran en dólares, ¿para qué?, pues para confirmar el título y el cierre de la presente reflexión.
Todo organismo o institución supra-nacional, debe tener y, de hecho, tiene la obligación de representar, defender y proponer alternativas de desarrollo para la región que representa; sus integrantes, hombres y mujeres, deben tener el conocimiento, la capacidad y honradez que un cargo como tal requiere (mínimo), para representar, con dignidad y decoro, al país que los ha designado o elegido mediante el voto popular, como es el caso de Guatemala. En tal sentido, no es mi intención calificar a los representes de otros países, de ello, se habrán de encargar sus respectivos ciudadanos.
En todo caso, nosotros, los guatemaltecos, sí tenemos el derecho de opinar sobre los resultados del PARLACEN como la institución de la que Guatemala forma parte y, también, de calificar el desempeño de quienes, en ella, nos representan. Al amparo de este derecho y obligación ciudadana, debemos exigir al gobierno en turno que requiera cuentas de quienes nos representan en el PARLACEN, no hacerlo, es compartir la irresponsabilidad y ser cómplices de quienes mal se desempeñan como representes de Guatemala al no ser más que una figura decorativa por lo irrelevante del papel que desempeñan y porque, el sueldo que devengan, sin hacer nada, puede destinarse a satisfacer otras necesidades que, con urgencia, reclaman los pobres de Guatemala.
Debe recordarse que el gobierno, solo administra nuestros recursos, no son de su propiedad y, consecuentemente, quienes le pagan a quienes mal nos representan en el PARLACEN, somos todos los guatemaltecos: todos tributamos y, de nuestros impuestos, salen los ingresos para “nuestros dignos representantes”, operación donde todos somos ofendidos, principalmente, los más pobres entre los pobres pues ellos, también pagan sus impuestos.
Ya nuestro presidente, se ha adelantado a defender y opinar, favorablemente, sobre el PARLACEN y no es de extrañar: de todos es sabido que el PARLACEN, también se ha convertido en refugio de los presidentes y vice presidentes de los países que lo conforman sin importar los resultados alcanzados durante el tiempo que duraron en el ejercicio del poder. Escuchando sus declaraciones, vemos que sigue invocando el fortalecimiento y la unión de los países de Centro América, pero, tal parece, que ignora los antecedentes históricos de los esfuerzos que, en tal sentido, se han realizado. Basta recordar la integración que, como resultado de los movimientos de independencia, se dieron e incluso, la integración y luego la desintegración de los países o parcelas de Centro América como antes se les llamaba. Más adelante, en el período liberal, nos encontramos con los esfuerzos del entonces presidente de Guatemala, General Justo Rufino Barrios que, en su intento por lograr la reintegración por la vía militar, fue muerto en Chalchuapa.
El Salvador; siguieron los esfuerzos en tal sentido y todo, se ha convertido en un sueño guajiro. Luego y para retroceder, en más de 70 años, cabe recordar que la ya famosa y olvidada Integración Económica Centro Americana que tuvo su germen en y durante el gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán (1951/19549) y no fue sino algunas décadas más tarde, que fue supuestamente alcanzada al surgir la Secretaría de Integración Económica Centro Americana (SIECA) de cuyas cenizas solo queda el Banco Centro Americano de Integración Económica pues, a pesar de varios esfuerzos, ni siquiera se pudo concretar la primera fase de la Integración: la Unión Aduanera, menos continuar con las siguientes hasta llegar a la última como era la Unión Política de la región.
Sobre estos intentos, ha habido otros esfuerzos con idénticos resultados: nada de lo esperado; todo ha sido ofertas de enamorados y, el PARLACEN, lo único que representa para Centro América, particularmente para Guatemala, no es más que una innecesaria carga presupuestaria que estamos y seguiremos pagando los guatemaltecos, en tanto no se corrija su inoperancia o Guatemala, ante los nulos resultados, opte por retirarse para no seguir desviando recursos que bien pueden ser utilizados en satisfacer otra necesidades que requieren más atención, por parte del gobierno porque, valga la comparación pero, LA CARABINA DE AMBROSIO Y EL PARLACEN, SIRVEN PARA LO MISMO: ¡PARA NADA!.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com