Desde la perspectiva de las finanzas, ya sea personales, empresariales o institucionales, una cosa es invertir y otra cosa muy diferente gastar. La diferencia esencial estriba en el retorno esperado de cada uno de ellos. Realizamos un gasto –utilizamos nuestro dinero- con la seguridad que vamos a recibir una contra prestación, en otras palabras, gastamos nuestro dinero en la compra de un helado, ropa, cine, pago de salario del personal de servicio, etc., es importante aclarar que, en el Estado al Gasto se le denomina FUNCIONAMIENTO. La inversión es todo aquello que pagamos o desembolsamos, pensando en poder obtener una ganancia o beneficio ha futuro, casi siempre esa retribución que esperamos recibir, va a mejorar nuestra calidad de vida, por ejemplo, vamos a invertir en la adquisición de una vivienda, para dejar de gastar en el pago de renta o alquiler.
En el corre y corre de cada día, siempre o casi siempre todos hacemos un presupuesto de qué vamos a comprar –gastar o invertir- en la semana, mes o año, obviamente gastamos o invertimos de acuerdo a nuestros ingresos, nadie va a gastar más de lo que tiene, peor aún si no tiene, por supuesto que hay emergencias sobre todo médicas, el que no hace este ejercicio prácticamente está caminando a ciegas.
Estimado lector, el día martes 27 de noviembre del presente año, pasará a la historia de nuestro país como el día en que dispusieron cómo gastar el dinero que usted y yo pagamos al Estado por medio de impuestos. Los “honorables” diputados, aprobaron el Decreto No. 25-2018 el cual contiene el presupuesto de Ingresos y Gastos que se ejecutará en 2019.
Por ahora, me referiré únicamente a los Egresos –Gastos- que fue aprobado para que el gobierno pague a diestra y siniestra sobre todo en año electoral. En forma redondeada, estos son los números “mágicos”: GASTOS DE FUNCIONAMIENTO será de Cincuenta y siete mil doscientos setenta y cuatro millones; INVERSIÓN: Diez y siete mil treinta millones; para pagar la DEUDA PÚBLICA: Trece mil cuatrocientos once millones, en ese orden de ideas, el total de egresos será de Ochenta y siete mil setecientos quince millones de quetzales. Como ya leímos qué significa Gasto, pues, el 65% del total de egresos, servirán para Sueldos, salarios, viáticos, teléfonos, viajes, comida, combustible, etc.-, mientras el 19% será para INVERSIÓN, en otras palabras de cada quetzal, sesenta y cinco centavos será para gastar, y solo diecinueve centavos para invertir. Ojalá sea verdaderamente para invertir en nueva infraestructura –escuelas, hospitales, centros de salud, juzgados, ministerio público, etc.- pero si es para reparar carreteras, escuelas, etc. mal hechas y sobre valoradas en administraciones recientes, estamos fritos.
Perdone estimado lector, lo invito a que regrese su mirada al párrafo de pago de DEUDA PÚBLICA, ahí dice que debemos pagar esa cantidad por deudas contraídas por gobiernos anteriores y también por Jimmy Morales, y, lo más triste y lamentable es que esa cantidad –trece mil cuatrocientos once millones- el 70% -nueve mil millones- será para pagar intereses, qué barbaridad, qué osadía, qué terrible corrupción; por eso a los hijos de la corrupción no les interesa que la población se prepare, se entere de cómo ellos gastan y mal gastan el dinero del pueblo.
Señores, la guinda del pastel es el siguiente: El gobierno no tiene dinero para pagar los Ochenta y siete mil setecientos quince millones de quetzales, para eso, tiene que hacer un nuevo préstamo a los bancos del sistema de: Quince mil ochocientos millones de quetzales.
Imaginémonos ir a la casa del vecino a quien le debemos Quinientos quetzales desde hace cinco años, abonamos Diez quetzales, pero, pedimos otra vez prestado Cien quetzales, para ir al cine, comprarnos un helado y además pagar un servicio de taxi para retornar a la casa que alquilamos. ¡Esa es nuestra cruda realidad! Ya es tiempo que exijamos más INVERSIÓN y menos GASTO.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.