El dolor y muerte, recorren el mundo: los contagiados, ya pasan de cinco millones y las muertes, ya se acercan a las cuatrocientos mil. El CORONAVÍRUS, es una pandemia que está afectando a casi la totalidad de la humanidad; además de los problemas colaterales que viene causando. Para enfrentarlo, los gobiernos están haciendo lo que las posibilidades le permiten. Es algo inesperado que, por lo mismo, se ven obligados, primero, a improvisar soluciones para luego, ir implementando medidas que la situación les impone y requiere. El problema es que, además de no existir una vacuna para prevenirlo, no se visualiza la posibilidad de asegurar el tiempo que durará una situación que, en no pocos casos, está empeorando obligando a destinar recursos que, por lo imprevisto del caso, es obvio que tenga que recurrir a otras fuentes de financiamiento por no estar contempladas en los presupuestos anuales de los respectivos países. Guatemala, no es la excepción, con el agravante de que, por analogía conceptual, viene enfrentando otras pandemias: unas se vienen arrastrando de administraciones pasadas y, otras, principian a asomarse en el nuevo gobierno, pero, todas, igual de preocupantes.
Si además de lo que no trasciende a la opinión pública, prestamos atención a los crímenes, asesinatos, violencia familiar y otros delitos que a diario se cometen en el país; si por añadidura, sumamos los casos que de ello se derivan, veremos que, a diario, semanal, mensualmente o como se cuantifique, estas pandemias del crimen, está causando más muertes y efectos colaterales que los causados por el CORONAVÍRUS, con la diferencia de que estas neo pandemias, deben ser combatidas por las instancias encargadas de perseguir y sancionar estas acciones delincuenciales y lo que, por lo visto, no está dando los resultados positivos que la sociedad espera pues estos hechos siguen existiendo y, lo que es más, según las informaciones de los distintos medios de comunicación, vienen aumentando. Según la prensa, la mayor parte de hechos como tales, se localizan, principalmente, en el norte del país pues, proporcionalmente, se dan menos casos en el centro y el sur occidente de Guatemala.
La situación que se viene confrontando por el CORONAVÍRUS, es preocupante y alarmante, tanto en el nuestro, como en otros países del mundo. En el nuestro, desafortunadamente, sea por las supuestas precipitaciones en la toma de decisiones, como por la falta de programas para enfrentarlo con el control que requieren las adquisiciones, se rumoran ya algunos casos de corrupción que el gobierno, debe revisar cuidadosamente para que los recursos (que no son pocos) destinados a la adquisición de insumos, contratación de personal y otros gastos que requiere atender esta pandemia, no vayan a parar, en parte, al bolsillo de corruptos que, olvidando la nobleza del destino de estas erogaciones, se aprovechan en beneficio personal. Dada la urgencia de las compras y contrataciones, éstas se están haciendo en forma directa y no mediante licitaciones, situación que, si no se cuenta con un riguroso control, facilita la posibilidad de los aprovechados para su propio beneficio. Algo similar, puede estar sucediendo con la entrega de bonos y distribución de despensas para los más necesitados y, sobre lo cual, también vienen informando los medios de comunicación.
También existen otros asuntos que resulta urgente considerar, para que no se desborden aún más, los problemas que complicarían la ya de por sí, difícil situación que se confronta en el país y lo que sería difícil enfrentar y empeoraría aún más, la situación existente en Guatemala. El sector empresarial, se está resintiendo fuertemente y, lo que, es más: algunos pequeños negocios, están anunciando su cierre, otros, manifiestan su preocupación por que, según sea el giro, están disminuyendo su producción o comercialización; hay inconformidad porque los cierres del país, están perjudicando a muchos que, incluso, se ven obligados a no respetar los toques de queda: unos por desinformación, otros por imprudencia y otros más, por necesidad. A esto hay que agregar el mal uso que se está haciendo de las redes sociales, según denuncias que encontramos en los medios de comunicación.
En Tapachula, ya se desbordó la gente e invadió comercios para robar lo que pudo; eso es una amenaza potencial que puede presentarse en otros países sin excluir a Guatemala; éstos, y los problemas colaterales que conllevan, plantean la urgente necesidad de hacer una revisión de las medidas que se están presentando para evitar males mayores. Recordemos que, incluso, se sabe ya, de problemas familiares psico-somáticos que el encierro, está provocando en algunas familias. En conclusión: de quienes tienen a su cargo la toma de decisiones, depende evitar la corrupción y cuanto suceda para enfrentar la crisis y, de los controles que se establezcan y la honestidad y responsabilidad de las personas a quienes se les asignen tareas para el uso de recursos y distribución de despensas y otros bienes depende, también, la transparencia en las tareas que tengan a su cargo: enfrentar la crisis, lo requiere y necesita pues, los recursos son de todos los guatemaltecos, para enfrentar la crisis que nos está afectando a unos más, a otros menos pero, indiscriminadamente, a todos los que conformamos la sociedad guatemalteca.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com