Al superar la adversidad, aumenta la felicidad.
El dolor es parte de la vida, nos hace crecer. A veces ni es dolor, sino solo incomodidad. El que está demasiado cómodo se estanca, pero al salir de la zona de confort expande sus capacidades. Es bueno que de vez en cuando nos muevan la silla.
La felicidad está dentro de usted, nada tiene la facultad de quitársela, si usted no lo permite. Si le agarra una tormenta, no espera a salir de ella para estar feliz. Camine alegremente dentro, aunque los vientos le quieran regresar.
Una actitud alegre favorece sus circunstancias internas y externas, una actitud triste, amargada y pesimista agrava la situación. Si es inevitable la llegada de una situación negativa, entonces recíbala con entusiasmo. También si es inevitable la partida de algo positivo, entonces déjele ir con regocijo.
Ahora imagine que se encuentra en una situación extrema, quizás en el intensivo de un hospital. Tiene mucho dolor, le falta el aire y su corazón está fallando, ante esa circunstancia súper adversa, usted puede estar en armonía, en un estado mental superior. Este gozo interno, puede favorecer que sus órganos funcionen mejor y hasta recuperarle. Practique la meditación y aprenderá estos estados de paz.
En las adversidades sale a la luz sus virtudes y brota su yo más fuerte. Se sorprenderá de su capacidad de aguante, de resistencia, de lucha. Su aptitud de transformar la adversidad en felicidad.
Si se recupera, entonces será más fuerte. Y como decía Facundo Cabral, «si tienes cáncer, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera y si le ganas, serás más agradecido… por lo tanto, sé feliz, dispuesto a vivir cada instante, así como debe ser.»
El ser humano ha sobrevivido a calamidades fuertes y después ha demostrado creatividad al sacarle provecho. Seguramente algo bueno sacaremos de todo esto. Pero si vamos a aprender una lección, hagámoslo con alegría. Felices con lo que tenemos, mientras buscamos lo que queremos. Seguramente vamos a agradecer ser testigos de cada amanecer, de esta época.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Salí de iglesia de pedirle a Dios zapatos… y me encontré con la sonrisa de un hombre que no tenía pies”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo