Según la organización mundial de la salud, se ha catalogado al estrés como el mal del siglo XXI, reduce la productividad y, como consecuencia, la capacidad económica y de desarrollo de cualquier país. En Guatemala donde la pobreza, la violencia, la carga laboral y deudas económicas, son causas primarias de estrés, este problema no solo abarca la capacidad de concentración en áreas laborales sino también en el área familiar, alterando las relaciones entre padres e hijos y entre la pareja.
Según el Centro Nascia, especializado en el tratamiento del estrés y la ansiedad, hablando sobre la conducta sexual y estrés a 1.000 parejas en España reveló que el 70 por ciento de las relaciones sexuales bajo los efectos del estrés “son poco o nada satisfactorias”. Situación que vemos con preocupación porque una de las funciones sexuales importantes radica en liberar la tensión al momento de encontrar satisfacción sexual.
Existen algunos síntomas de estrés a nivel físico, los dolores de cabeza (40 por ciento de los consultados), el cansancio generalizado (80 por ciento) y la tensión muscular (50 por ciento) “influyen en el descenso del deseo sexual”. Puede asociarse a disfunción eréctil y eyaculación precoz en el hombre y ausencia de lubricación en la mujer. Condicionantes sexuales que hacen que las relaciones sexuales dejen de ser satisfactorias.
En la persona con estrés se produce un descenso en los niveles de hormonas importantes para mantener el deseo sexual y la buena función sexual.
Tener una vida sexual activa, es un factor de protección ante el estrés, porque después de un orgasmo se logra una relajación de todos los músculos corporales y también hay un efecto ansiolítico, esto quiere decir que nos ayuda a dormir mejor. La relación sexual puede ser una gran ayuda para aliviar tensiones y conectar con la pareja, siempre que no conlleve una obligación o se convierta algo que nos presione. Porque entonces se convertiría en otra fuente de estrés.
Es importante entonces no descuidar esta parte de la vida del ser humano, porque si cuidamos de nuestra pareja y de nosotros mismos, es probable que tengamos una vida sexual satisfactoria que nos prevea un mecanismo natural, agradable y frecuente para manejar el estrés de la vida diaria, sin embargo si no cuidamos de nuestra relación es probable que se pierda junto a otras cosas importantes de la pareja la vida sexual, porque el estrés intenso produce un descenso del deseo sexual.
Formas de manejo de estrés: ejercicio físico, buena alimentación, practicar un arte, escribir, dormir, tener una satisfactoria vida sexual, evitar consumo de drogas, meditación, ejercicios de respiración, aprender a decir NO, cuando ya no podamos con todas las responsabilidades, delegar actividades a otros, etcétera.
“Nosotros debemos pensar que somos las hojas de un árbol y el árbol es toda la humanidad, no podemos vivir los unos sin los otro, sin el árbol.” Pau Casals
Experta en sexualidad, derechos sexuales y reproductivos. Médica General, con especialidad en Ginecología y Obstetricia. Tiene una Maestría en Sexualidad Humana.