Ya se realizaron las elecciones; todos los candidatos, tuvieron la oportunidad de ofrecer a Quetzaltenango, su propuesta electoral con los pocos, medianos, o abundantes recursos de que disponían; también tuvieron la oportunidad, con escasa o nula limitación, de buscar la alcaldía municipal, recurriendo a las ya acostumbradas estrategias, incluyendo los regalos y aportes disfrazados: en dinero, materiales e insumos para la construcción vecinal, y otras formas que según la Ley Electoral y de Partidos Políticos, son prohibidas pero, que sin hacerse públicas existieron y eso, y otras formas de atraer el voto, existirán mientras las autoridades encargadas de vigilar los procesos electorales, no actúen con la responsabilidad que les corresponde; es decir, ya sea por omisión o intencionada complicidad, se hagan de la vista gorda, como frecuentemente sucede y la realidad, lo confirma. Pero no es eso lo que debe preocuparnos pues sería perder tiempo y espacio, abordar lo que todos sabemos y que solo un ingenuo por definición, podría asegurar que mucho de estos vicios no se presentaron en el proceso electoral recién concluido. Ya hay un ganador; eso es lo que importa: llegó la hora de cerrar filas y tratar de hacer por Xela, lo que Xela necesita, lo que clama, necesita y lleva muchos años reclamando: satisfacer las principales necesidades sociales pues, para eso, fueron electos quienes a partir del mes de Enero del 2020, tendrán la responsabilidad y a su cargo, la Administración Municipal de Quetzaltenango. Lo importante es que no traicionen a Xela como, desafortunadamente, lo han traicionado no pocos integrantes del Concejo y funcionarios de las últimas administraciones.
No creo equivocarme al suponer que entre los integrantes de las diferentes planillas que participaron en la elección recién concluida, difícilmente encontremos a una persona 100% capacitada para el cargo que habrá de desempeñar donde, como una broma de mal gusto, hubo un aspirante a la alcaldía que se auto definía como “el único candidato con experiencia en administración municipal”. Pero tal “atractivo político” es fácil de explicar: comercial y políticamente, toda diligencia para atraer consumidores del producto que se anuncia y se ofrece, es permitida. El problema, es posterior al comparar lo ofrecido, con el resultado obtenido. En todo esto, considero oportuno reflexionar sobre algo que siempre he sostenido y ahora reitero: ser ignorante, no es pecado; pecado es no reconocerlo y un pecado mayor, no educarse y prepararse para superarse. No hay que pensar en el dicho popular de que, “echando a perder, se aprende”; es preferible prepararse porque, echando a perder, que equivale a desempeñar mal el cargo y, lo que la sociedad espera, es que se responda con eficiencia, honradez y transparencia, al pueblo de Quetzaltenango. Hay que ser virtuoso para tener el valor de reconocer con humildad, nuestras deficiencias, humildad que, por cierto, no ha tenido el actual alcalde y lo que, en una actitud ejemplar, podría hacer el electo si prescinde de los prejuicios de los anteriores.
Como hasta resulta una costumbre (por cierto, de mal gusto) iniciar con las críticas y señalamientos antes de tiempo, ya nos encontramos con calificativos de todos los colores y sabores,(el sabor de una fruta se comprueba hasta que se prueba) sobre los integrantes del concejo y, especialmente, sobre quien habrá de encabezarlo; actitudes como tales, no necesariamente son de buena fe: esconden diferentes resentimientos, rencores, frustraciones o venganzas de quien, puede ver en el electo, la dificultad escondida de sus propósitos e interesadas intenciones. La respuesta debe ser escuchar a la gente; trabajar por Quetzaltenango y sus habitantes. En tal sentido, tal vez resulte saludable, entre otras, señalar solo dos que los inconformes, atribuyen al alcalde electo: deficiencia gramatical en su discurso lo que, de ser así, es fácil y perfectamente superable; otro: si es o no profesional (Ingeniero), algo intrascendente y demostrable. Cuántos profesionales han pasado por la alcaldía sin que los resultados, sean satisfactorios y los esperados. Personalmente conozco a no pocos autodidactas que ya quisiéramos muchos profesionales, tener la capacidad y experiencia que ellos demuestran en su desempeño. Ya antes señalamos la importancia de reconocer, con humildad, nuestras deficiencias. Eso se resuelve con buenos asesores: asesores de verdad y con capacidad, responsables y con conciencia social; no asesores de cartón o de mentiritas como muchos de los que han desfilado por la municipalidad y que son co responsables de los malos resultados y mala administración municipal.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com