Situémonos a mediados del año 1954: el gobierno norte americano, con la complicidad de guatemaltecos que traicionan a su patria; mercenarios pagados y mediante el auto y contradictoriamente llamado “Movimiento de Liberación Nacional”, supuestamente dirigido por Carlos Castillo Armas que por “su hazaña” merece igual calificativo, consuma la intervención que concluye con el derrocamiento del presidente constitucional, Jacobo Arbenz Guzmán, uno de los mejores presidentes que ha tenido Guatemala.
El pecado del gobierno de Arbenz, era haber proclamado la Ley de Reforma Agraria (Decreto 900), construir la carretera al atlántico (Guatemala-Puerto Barrios) y electrificar el país con el Proyecto Jurún Marinalá. La reforma agraria, rescataba las tierras ociosas de la Compañía Agrícola de Guatemala (United Fruit Company) que era propietaria de gran parte del territorio nacional; la carretera al atlántico, buscaba romper el monopolio de los ferrocarriles (IRCA) que era el único medio de transporte de personas y carga, de Puerto Barrios y Puerto de Santo Tomás, a Guatemala y el sur del país, hasta la frontera con México y, este monopolio ferrocarrilero, también era propiedad de norte americanos; en cuanto a la electrificación, también era un monopolio propiedad de norte americanos.
Conclusión: gran parte del territorio, nacional y los principales servicios en el país, era propiedad de monopolios norte americanos y el pecado de pretender enfrentarlos en beneficio de Guatemala, fue el principal, motivo y justificación para que el gobierno gringo de entonces, financiara y dirigiera la intervención que terminó con el derrocamiento de Jacobo Arbenz Guzmán y muchos guatemaltecos vieran frustradas sus esperanzas por una vida mejor, muchos dirigentes optaran por el exilio, otros muchos terminaran en prisión y no pocos, fueron asesinados y pagaron con la muerte.
Como es lógico suponer, el gobierno de Guatemala, los ciudadanos consecuentes y otras instancias de carácter nacional e internacional, cada quién, dentro de su competencia y posibilidades, condenaron la descarada intervención del gobierno norteamericano y la traición de malos guatemaltecos que se prestaron a terminar un programa gubernamental de proyección económica, política y social que, desde ese entonces y hasta la fecha, ningún gobierno ha podido implementar y, menos igualar. Y aquí, es donde se antoja comparar la ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (OEA) de 1954, con la OEA del 2019.
Frente a la descarada y condenable intervención del gobierno de los Estados Unidos para derrocar al gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Guillermo Toriello, con un discurso por demás nacionalista e irrepetible, exceptuando los del gobierno de Fidel Castro, demostró, con pruebas y testimonios irrefutables la intervención del gobierno gringo en Guatemala. En ese entonces, los representantes de gobiernos satélites del gobierno gringo, optaron por un silencio cómplice que facilitó el derrocamiento de Arbenz.
En este caso, merece especial mención y reconocimiento al gobierno de México que apoyó al de Guatemala y votó en contra de aquellos diplomáticos que, como buenos lacayos del gobierno gringo, votaron en la OEA contra del gobierno guatemalteco y avalaron una de las más grandes traiciones e intervención extranjera, consumadas contra nuestra Guatemala. En tal sentido y para muestra de que EN DECADAS, LA OEA NO HA CAMBIADO como satélite del gobierno gringo. Veamos algo de su actuación en el caso de Bolivia y la caída de Evo Morales que, por algún tiempo, será tema de actualidad que confirma la complicidad de la OEA y lo sucedido en otros casos similares de intervención gringa: según declaraciones de Evo, fue en y desde la embajada de Estados Unidos en Bolivia, donde se financió y organizó, el golpe de estado que provocó su caída.
La intervención de la OEA en el golpe de Estado que derrocó a Evo Morales, no es de extrañar y puede no ser la última pues la OEA, no es sino, el guardián de los intereses representados por el gobierno norte americano; no hay que olvidar que, gobierno que se atreve a tocarle los testículos al león, correrá la misma suerte de Jacobo Arbenz en 1954, de Evo Morales en el 2019 y de otros tantos gobiernos derrocados por el imperialismo gringo, con la complicidad de la OEA, organización colegiada que en América Latina, representa sus intereses y, obedientemente, ha cumplido y sigue cumpliendo las órdenes del gobierno gringo.
Finalmente, considero oportuno concluir con una última reflexión, sobre el tema abordado. Me atrevo a pensar que, además de confiar en la OEA, tres, son los principales errores que contribuyeron a la caída de Evo Morales: engolosinarse y aferrarse al poder, es un riesgo: Evo convocó y perdió el referéndum como aspirante a continuar en la presidencia; no previó que algunos ejércitos, se han convertido en arbitrios de los gobiernos y su jefe del ejército que le dio golpe de estado disfrazado de petición de renuncia, fue formado en la Escuela de las Américas de Panamá, donde también se forman por el ejército norte americano, para protagonizar acciones golpistas y en tercer lugar, argumentar que no fue golpe de estado, es una ingenuidad químicamente pura: CLARO QUE FUE UN GOLPE DE ESTADO: solo los ideólogos ciegos, sordos o políticamente desubicados, pueden sostener lo contrario.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com