En este camino de la vida, hombres y mujeres nos topamos con dificultades familiares, académicas, económicas, laborales, entre otras. Hay quienes están experimentando enfermedades terminales, accidentes, incluso realidades enigmáticos como la “muerte”; ante la cual no se puede hacer nada.
Estas realidades generan en nosotros angustia y desesperanza, porque no les vemos ninguna salida; y poco a poco nos hacen creer que esta vida no tiene sentido. Pero como decía Platón “vivir consiste en prepararse para morir”. Entre los muchos posibles de esta vida, el único “posible” ante el cual es imposible hacer algo es la “muerte”.
Hay quienes piensan que la muerte cierra el paso a la vida, es decir, que, al morir, ahí se acabó todo; y entonces para qué trabajar tanto, para qué prevenir cánceres u otras enfermedades si de todos modos me voy a morir. Al asumir una actitud así, lo que estoy haciendo es apresurar la venida de la muerte, e irme antes de tiempo.
Fernando Savater en su libro Las Preguntas de la vida afirma: “pero morirse no es cuestión de viejos ni de enfermos: desde el primer momento en que empezamos a vivir, ya estamos listos para morirnos, porque como dice la sabiduría popular: nadie es tan joven que no pueda morir ni tan viejo que no pueda vivir un día más. Montaigne decía: no morimos porque estemos enfermos sino porque estamos vivos.
Hoy quiero agradecerle al Dios de la vida por este don tan maravilloso que nos ha dado. Agradecerle a Dios la vida de todos nuestros seres queridos que nos han precedido o están a punto de irse de este mundo. Agradezco su vida (de usted que está leyendo este texto), para que la ponga al servicio de los demás, y que la disfrute con sus seres queridos. Que el no saber nada de lo que pasa después de la muerte física no nos provoque angustia. Tenemos que vivir cada día con la seguridad de que después de esta vida física hay una vida eterna con Dios.
El libro de los Macabeos (Mac 7, 1-2. 9-14) nos ilustra el sentido de la muerte con el ejemplo de estos 7 jóvenes que son asesinados por no querer comer carne de puerco; afirman: estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres; el rey del universo nos resucitará a una vida eterna, puesto que morimos por fidelidad a sus leyes; vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la firme esperanza de que Dios nos resucitará”.
Por su parte Jesús afirma: “En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado…porque Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos”, (Lc, 20, 27-40). La alianza del Dios vivo es con la vida y con hombres y mujeres vivos.
Disfrutemos esta vida, vivamos cada día como si fuera el primero, el único y el último día. Tenemos que testimoniar la certeza de la esperanza de una vida eterna con Dios. Hoy tengo la oportunidad de prepararme para experimentar una muerte con sentido y ser un hijo, una hija de Aquel que dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. viva, estudie y ame. Deje un buen legado en la historia de la humanidad.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.