Hace algunas semanas leí un comentario que hace parecer a los docentes de la USAC como incompetentes para acoplarse a las clases virtuales, aduciendo que sin un juego de fotocopias y una cañonera la docencia se reduce a nada. Por supuesto que existen docentes que han perdido el amor a la enseñanza, pero la mayoría no, es por ello que hoy quiero referirme a todos los factores que influyen en una docencia de calidad no solamente en la USAC, sino también en las universidades privadas del país.
La docencia universitaria en línea es un reto desde que se suspendieron actividades por la pandemia del Covid-19, porque ninguna universidad estaba preparada para sustituir al 100% las clases presenciales por virtuales, claro que todas tenían lista su plataforma virtual pero como un accesorio; además, es importante tener presente que no todos los estudiantes universitarios tienen acceso a internet residencial especialmente fuera de la capital, incluso muchos viven en municipios o aldeas y viajan diariamente para ir a las universidades, tampoco tienen línea telefónica en el celular sino acceden a internet por medio de recargas.
En ese escenario la docencia universitaria virtual se convierte en un reto para los docentes que tienen alumnos que viven fuera de los cascos urbanos ya que difícilmente podrán llevar la secuencia de los cursos, además, los docentes de la USAC tienen otro problema: los estudiantes que se inscriben a los cursos en la mayoría de casos supera los 100 estudiantes por sección.
La educación virtual supone una carga mayor para el estudiante porque la exigencia de hacer las tareas o de participar en las videoconferencias es individual, además para que una docencia virtual sea de calidad no es necesario que un docente sea experto en informática o en Técnicas de Información y Comunicación –Tics-, lo principal es que en primera instancia tenga formación académica en docencia universitaria.
El otro factor importante es la experiencia profesional, ya que de nada le serviría a los estudiantes un docente que se sepa de memoria los temas y que maneje muy bien la tecnología, pero que jamás haya ejercido la profesión o que no tenga experiencia en los cursos que esté impartiendo, por ejemplo un abogado que jamás haya litigado, un auditor que no haya realizado auditorias o un médico que no ejerza; en éstos casos el único mundo que conocen los docentes es la universidad, y lo estudiantes podrían aprender lo mismo descargado y buscando por su cuenta la información en internet.
Como conclusión puedo aportar que la docencia universitaria virtual de calidad en la universidad pública como en las privadas, depende primero del acceso que tengan profesores y alumnos a internet, segundo de la experiencia profesional y preparación académica que tengan los docentes y por último de la experiencia profesional que los docentes puedan transmitir, explicar y guiar a los estudiantes. No es lo mismo recibir clases virtuales en los cascos urbanos donde la mayoría tiene internet que en lugares lejanos donde la señal es deficiente, además las universidades deben dotar a los profesores de Tics para educación virtual y permitirles utilizar las plataformas a las cuales la mayoría de estudiantes puedan accesar.