Cuando estamos a unos pocos meses de que el próximo gobierno tome posesión para gobernar Guatemala durante los siguientes cuatro años y a partir del mes de enero, se antoja hacer una reflexión comparativa sobre los gobiernos en América Latina donde los vaivenes de la política, nos sorprenden de muchas maneras. Sería largo referirnos a todos los países; por lo tanto, me conformo con comparar el acontecer entre los gobiernos de México, y Guatemala. La razón, es muy sencilla: sin ignorar los antecedentes de los gobiernos anteriores, todos estamos viviendo y padeciendo en el país, los resultados de quienes nos han gobernado durante los últimos veinte años donde la corrupción y el nepotismo, ha sido y sigue siendo el pan nuestro de cada día y donde los partidos políticos, se cuentan por decenas. En México, son entre cinco y seis partidos y, a partir de la revolución de l917, solo han llegado a la presidencia, candidatos de dos partidos: el Partido Revolucionario Institucional, PRI que tuvo varios nombres hasta quedarse con el actual, y el Partido Acción Nacional, PAN: el primero ha gobernado durante 78 años y el segundo, por 12. El monopolio del poder por estos dos partidos, llegó a su fin, con la llegada a la presidencia, de Manuel López Obrador que fue postulado por el partido MORENA y gobernará hasta el año 2024 pues, en México el período de gobierno es sexenal en tanto que, en Guatemala, es de cuatro años.
Tarea por demás difícil, es la del presidente López Obrador; no es fácil asumir la responsabilidad de gobernar México, después de que, por 90 años, solo dos partidos lo han gobernado y disfrutado las mieles del poder; por otro lado, quienes han disfrutado los privilegios durante ese tiempo y los están perdiendo, no pueden resignarse a perderlos; recordemos que en todos los casos donde se presentan situaciones como la que actualmente se vive en México, LO VIEJO LUCHA POR NO DESAPARCER, EN TANTO QUE LO NUEVO, POR IMPONERSE; esto, está históricamente demostrado. Lo ilustrativo en la situación de México, es que la forma de gobernar, ha dado un giro de 160 grados al adoptar la frase acostumbrada del hoy presidente: “POR EL BIEN DE MÉXICO, PRIMERO LOS POBRES” y, esta frase, está avalada por los antecedentes de López Obrador. Pertenece a una familia modesta y, desde su juventud, ha sido un líder de movimientos sociales, cívicos y populares, con las consecuencias que ello genera; es egresado de la Universidad Autónoma de México como Licenciado en Ciencias Políticas; fue Jefe de gobierno de la capital de México llamada entonces México Distrito Federal y ahora, se ha convertido en Presidente Constitucional, de la República Mexicana; se lo ha ganado a pulso y está demostrando como se debe y se pude gobernar; está impulsando cambios, verdaderamente sorprendentes que también se antoja que, quien actualmente n gobierna Guatemala, el próximo y los siguientes, algo de esto debían aprender (vaya que nos hace falta) para satisfacción de gobernantes y gobernados.
López Obrador, lleva apenas ocho meses, ocupando la presidencia de la República Mexicana; llegó con más de 30 millones de votos; su partido, tiene mayoría en el Congreso y Senado de México y está impulsando, cambios sorprendentes; menciono solo algunos que, como interesado en su gestión he tratado de conocer, entre otras cosas y, principalmente, para compararlo con la forma de gobernar, en Guatemala: más de dos millones de becas para estudiantes de todos los niveles; duplicó la ayuda a personas de la tercera edad y madres solteras; más de doscientas mil becas para los que ni estudian, ni trabajan (conocidos en México, como NINIS), para rescatarlos de que puedan desviarse socialmente; se bajó el sueldo a $ 108,OOO(pesos mexicanos), cuando su antecesor ganaba $. 260.000 mensuales y propuso que ningún funcionario, gane más que el presidente; rebajó los subsidios a la prensa, al 50%; remató propiedades expropiadas cuyo producto, está destinado a los pueblos más pobres; adoptó una modalidad novedosa, estableció, desde que tomó posesión, lo que se conoce como LAS MAÑANERAS: conferencia matutina donde atiende a periodistas y otros que, para preguntas y respuestas y desde muy temprano, están en Palacio Nacional pues su comparecencia dura dos horas: de siete, a nueve de la mañana y de lunes, a viernes y algo mayúsculo que es un buen ejemplo para, Guatemala: en solo ocho meses, casi TERMINÓ CON LA CORRUPCIÓN Y LA IMPUNIDAD; para ejemplo de corruptos, los opositores lo han investigado hasta por debajo de las uñas y, lo logrado, es comprobar su honradez y transparencia; muchas otras novedades que se podrían mencionar y está anunciando. Solo hay algo cosa que, a sus seguidores, le sigue preocupando: por su contacto con el pueblo, no usa protección de guaruras. En conclusión, el Presidente de México, Manuel López Obrador, está demostrando como se debe y se puede gobernar. A ver qué pasa en Guatemala, durante los próximos cuatro años.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com