A dos cuadras hacia el oriente del Parque a Centroamérica de la Ciudad de Quetzaltenango, y con frente principal hacia la calle San Sebastián se encuentra el hermoso edificio conocido como Palacio de Figueroa, el que ocupa una manzana de terreno y fuera construido en 1888 por la familia del General Manuel Lisandro Barillas, quien fungiera como Presidente de la República de 1886 a 1892. El edificio se construyó con todos los lujos posibles en su momento: mármoles de Carrara para los graderíos; pizarra roja para los tejados; puertas y ventanería de madera importada; vidrios biselados también importados, etc. La entrada principal del edificio es por una alta torre en la que se incrusta un reloj.
El edificio fue más tarde vendido al Licenciado Mariano Figueroa, quien lo remodeló y utilizó el segundo nivel para habitaciones de familia, y en el primer nivel arrendó espacios para negocios varios. El Licenciado Figueroa se dice presumía de ser adinerado, y cuando le preguntaban por el costo de sus bienes contestaba que le había costado: “mil y pico”. Por ello cuando se referían a él, se mofaban llamándole “el licenciado mil y pico”.
Por haber muerto sin elaborar testamento, sus bienes inmuebles (incluyendo el Palacio) quedaron en suspenso hasta que en los años 30 del siglo recién pasado el Gobierno anunció mediante edicto que los que se consideraran herederos de bienes intestados, podrían alegar sus derechos siempre y cuando pagaran las multas y demás servicios pendientes al Estado. Se dice en Quetzaltenango (no se ha podido corroborar) que unos sobrinos del Licenciado Mariano Figueroa, no sin dificultad pudieron reunir el fondo necesario para cumplir con la obligación, asunto que lograron “a última hora”, pues el preciso día en que debían cancelar el adeudo en la caja del Estado tomaron un vehículo de Transportes Higueros que en la madrugada partía hacia la Capital, con la mala suerte que el vehículo sufrió desperfectos en el camino con lo que los sobrinos llegaron a la Ciudad Capital cuando ya estaba cerrada la caja de Gobierno. El recorrido que hacían los Transportes Higueros era por la antigua ruta de Quetzaltenango a Guatemala vía Totonicapán, las “60 vueltas” para llegar a Los Encuentros; esa carretera continuaba hacia Patzún y Patzicía para luego entroncar con la carretera a Sacatepéquez y luego a Mixco y la Capital. Pero cuando los sobrinos viajaron la carretera de Panajachel a Godínez estaba cerrada por derrumbes, por lo que tuvieron que tomar una lancha en Panajachel y desembarcar en San Lucas para de allí tomar vehículo y continuar por la carretera de la Costa; subir por Escuintla, Palín y finalmente llegar a la Capital. Un viaje de unas 10 horas.
Al día siguiente, después de la odisea vivida en el viaje, consiguieron una cita con el Presidente, General Jorge Ubico, a quien contaron sus afanes y mala ventura, suplicándole autorizara recibir el adeudo para recuperar el bien familiar. Sin embargo el Presidente no aceptó sus quejas y el edificio pasó en definitiva a manos del Estado.
Hoy el Edificio Figueroa es ocupado por oficinas del Organismo Judicial, y en los últimos años ha sido revitalizado con lo que está recuperando su belleza, digna de ser admirada como un auténtico patrimonio nacional.