Escuchar a dos niñas llorar, una guatemalteca y otra salvadoreña, desgarró las entrañas del más duro de los seres humanos que habitan en este mundo. El audio se filtró en las redes sociales, no dura más de cinco minutos, pero fue suficiente para crear una caos mundial. Y logro que el Donald Trump diera marcha atrás a sus decisiones.
A continuación, se publicaron fotografías de niños en jaulas, menores de 5 años, separados de sus padres y enjaulados por el país que se hace llamar desarrollado.
¿Qué clase de desarrollo es ese? Resulta que para entrar entre los países desarrollados del mundo se debe cumplir con varias características, entre ellas castigar fuertemente a los niños que ingresan con sus padres a territorio estadounidense, sumado a otras como el racismo, la discriminación y la desigualdad social. Si así es, creo que muchos no queremos ser ciudadanos de un país desarrollado.
La creación de fronteras, así como otras formas de separación, tienen por objetivo dividir. Países de primer mundo versus segundo mundo. Para Estados Unidos es un verdadero y gran negocio la concesión de visas, cada día reciben miles de miles de dólares en sus embajadas en todo el mundo. Esto apenas es un ejemplo de las deshumanización del sistema capitalista.
Lo peor de todo, entre otras cosas, es la ignorancia del Gobierno guatemalteco demostrada en este hecho. Hace algunos meses, el vicepresidente de la República afirmó que la gente migra porque quiere. Ahora, el vocero presidencial y la canciller afirmaron que el Gobierno respeta la política migratoria de todos los países, así como del Gobierno del norte.
Eso quiere decir que si un Gobierno establece en su política migratoria torturar, secuestrar, encarcelar, asesinar a los hermanos guatemaltecos, el Gobierno simplemente se cruzará de brazos y dirá que respeta esa decisión. Esta es la actitud más cobarde que he escuchado de un funcionario público.
El haberse escondido y posteriormente, casi obligado, manifestarse contra las acciones migratorias de Estados Unidos, fueron las acciones del digno presidente guatemalteco, en una total violación a sus funciones constitucionales, lo que lo hace un traidor a la patria.
El presidente Jimmy Morales juró cumplir, defender y hacer que se cumpla la Constitución Política de la República soberana guatemalteca, dicho juramento lo violó con su actitud ante los vejámenes sufridos por niños guatemaltecos. “El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común”, reza el artículo uno constitucional. Acaso no eso es defender, si fuera necesario por la fuerza, cuando la diplomacia no lo permite, el daño hecho a miles de niños que migran acompañados. Esta omisión es suficiente para que el Ministerio Público, de oficio, investigue el actuar del presidente y deduzca las responsabilidades penales que correspondan.
Por otro lado, este Gobierno no ha hecho el más mínimo esfuerzo por detener el flujo migratorio. Las acciones, entre otras, debieran incluir: disminuir la pobreza y la desigualdad; crear plazas de empleo en todo el territorio, atender a los niños y jóvenes; disminuir el racismo y la discriminación. Por último, el esfuerzo de toda la sociedad debe ir encaminado a crear el “sueño guatemalteco”.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.