Para fundamentar el deficiente servicio que presta el IGSS, parafraseo dos casos reales. Primero, la trabajadora Concepción (nombre ficticio), quien vive en uno de los municipios del departamento de Quetzaltenango, de manera repentina siente un fuerte dolor de cabeza, como efecto, pierde la voz y los movimientos faciales; —como paga puntualmente la cuota al IGSS— el esposo propone, en una de las reuniones de los familiares, llevarla inmediatamente al IGSS; uno de los familiares, exclama: ¡hay Dios, en el IGSS se va a morir mi hermana! Después del análisis familiar, decidieron llevarla a un hospital privado de la ciudad capital. La trasladaron de noche para ser atendida a temprana hora. Según comentan, el neurólogo los estaba esperando a las 2 de la mañana, y en el transcurso del día fue operada. Con relación a este caso real, surgen las siguientes interrogantes ¿Esta atención esmerada no puede facilitar el personal del IGSS? ¿Por qué esta atención es posible en un hospital privado? ¿Por qué los familiares no creen en el servicio que presta el IGSS?
Segundo, un paciente jubilado de una institución de seguridad del Estado, empieza a perder la agudeza visual —no obstante, utiliza lentes—, decide solicitar el servicio oftalmológico del IGSS. El oftalmólogo examina su agudeza visual y le informa que se le debe aumentar la “graduación” a sus lentes. Gradúan los lentes y se retira, con el paso de los días no experimentó ninguna mejora. Regresa a informar al oftalmólogo, nuevamente, el médico le practica un examen, y, como conclusión, le informa: Señor, usted ya no puede recuperar su visión. El paciente se siente desconsolado y regresa a su casa. Durante los días posteriores, uno de los hijos se entera, que a un centro médico especializado en enfermedades de los ojos llegarían médicos cubanos a realizar exámenes de la vista; el hijo informa al papá y toman la decisión de asistir a la jornada médica. Los médicos cubanos lo examinan con detenimiento —después de los exámenes— informan al paciente, que para recuperar su vista deberá ser operado. Pero la operación se realizaría en el departamento de Escuintla, le indicaron una fecha y debe ser acompañado por un familiar. Después de la operación, ahora, el paciente ha recuperado su visión. Ahora, ya puedo leer nuevamente la Biblia, exclama.
Estos dos casos reales lloran sangre, no obstante, que los pacientes están al día con sus cuotas al IGSS, porque si no estuviesen al día, tampoco los atenderían. Las autoridades de esta institución de servicio, y que funciona gracias a los aportes de los trabajadores y de los patronos, deben supervisar y evaluar la calidad de servicio que presta su personal. Dos formas de evaluar el servicio que brinda la institución, son: escuchar a los pacientes, y dar seguimiento a las quejas que aparecen en los medios de comunicación social, y —ahora— a través de las redes sociales. Pero es urgente mejorar el servicio que presta el IGSS, que es patrimonio de los trabajadores y patronos. Continuará…